TREK CHECKPOINT
Nada mejor que una prueba como la Strade Bianche para buscar los límites de una bici que llega con el objetivo de ser tan buena sobre el asfalto como fuera de él.
Strade Bianche, campo de pruebas ideal.
Aunque hace unos meses la firma de Wisconsin nos sorprendía con una versión de su gran fondo Domane que recibía el apellido gravel, aquello no era más que una mera adaptación de ese modelo para adecuarla a un uso fuera del asfalto. Un mero calentamiento mientras ultimaban su propuesta específica que vio la luz en coincidencia con la disputa de la Strade Bianche, donde pudimos exprimir esta nueva máquina aprovechando la celebración de la marcha cicloturista que acompaña a la carrera profesional.
TECNOLOGÍA PROBADA
Un primer vistazo a la Checkpoint, nombre con el que Trek ha bautizado a su gravel, nos recuerda inmediatamente a su hermana de ciclocross Boone. Las diferencias las encontramos en una horquilla con más lanzamiento, mayor altura de dirección y unos pasos de rueda más generosos que permiten utilizar cubiertas de hasta 45 mm de sección. Otra de las similitudes es la presencia del sistema de amortiguación IsoSpeed, que aísla el tubo del sillín del resto de la bici permitiendo su flexión gracias al punto de giro ubicado en el cruce con el tubo horizontal. Sin embargo, sorprende no encontrar en la dirección la misma configuración que sí emplean tanto Boone como Domane. La explicación de su jefe de producto es que en una bici gravel, con una orientación más aventurera, ha primado la sencillez al máximo, por lo que han dejado la principal tarea de amortiguar a las grandes cubiertas que es capaz de albergar. Hablando de aventura, esta Checkpoint se encuentra especialmente dotada para el bikepacking, es decir, ese nuevo cicloturismo en el que las alforjas para transportar nuestras pertenencias se diseñan de forma que se integran al máximo en la bici para que su influencia sobre la conducción sea mínima. En la Checkpoint, para evitar los velcros que acaban rayando el cuadro y perdiendo propiedades con el uso, Trek ha colocado multitud de agujeros con rosca similares a los que se emplean para el portabidón por toda la bici y en breve nos irán desvelando las distintas opciones de alforjas, guardabarros y demás accesorios que completarán esta gama. Nos queda un último detalle de la estructura de la bici. Si seguimos observando descubrimos que las punteras traseras son horizontales. Es una tecnología que hereda del modelo de ciclocross de aluminio Crockett. Si antes os explicábamos que sus medidas eran muy similares a la agresiva Boone, para el uso con alforjas es preferible una mayor longitud de ejes que aporte estabilidad. Mediante estas punteras podemos ajustarla al uso que pretendamos hacer de la bicicleta. Simple y efectivo.
CARRETERAS BLANCAS
Un intenso fin de semana de ciclismo por las colinas de la Toscana, el sábado sufriendo las mismas duras condiciones que convirtieron la prueba profesional en épica y el domingo participando en la prueba cicloturista, nos permitieron comprobar de primera mano el buen trabajo llevado a cabo por Trek en una máquina tan veloz en la carretera como en los tramos de sterrato. A ello ayudan mucho las cubiertas de serie: unas Schwalbe G-One de sólo 35 mm de sección. La razón de esta elección es, según la propia marca, dotar a la bici de serie de la máxima polivalencia en todos los terrenos. Así es como entienden en Waterloo el gravel, de hecho, aun contando con cubiertas Bontrager, la firma de componentes de Trek, han preferido optar por las alemanas ya que ª nuestras cubiertas no eran suficientemente rápidas para el concepto de esta biciº , en palabras de Dave Studner, jefe de producto encargado de la Checkpoint. Sin duda un acierto que nos permitió rodar metidos en los pelotones iniciales al ritmo típicamente competitivo de las marchas italianas y, a la vez, encarar los sectores de tierra sin miramientos mientras aquellos con bicicletas de carretera debían vigilar cada bache y muchos acababan en la cuneta reparando pinchazos.