PARÍS˜NIZA
Marc Soler ganó la primera ronda World Tour de su prometedora carrera deportiva con una exhibición de motor y determinación que culminó una gran semana para el ciclismo español.
Golpe de gracia de Marc Soler.
En la ceremonia del podio se le veía incrédulo. ª Intimidadoº , se describió él mismo en La Vanguardia. Boca abierta, expresión de estupefacción, cuando sube al escalón más alto podio. Labios cerrados, expresión de inocencia, cuando levanta la mano para saludar al mar de cabezas que le observa desde abajo. Media sonrisa, expresión de alegría, cuando nota que Thomas Voeckler -ex ciclista francés recién convertido en embajador de ASO- le abrocha el maillot amarillo por la espalda. Ceño fruncido, expresión de escrutinio, durante las décimas de segundo que dedica a observar el peluche del león, premio típico de las carreras organizadas por el Tour de Francia. El primer leoncito de su carrera deportiva. ª Lo tiene mi novia en casa. Me hacía una ilusión especial conseguirlo para ellaº. El primer leoncito de muchos.
LUCHAR
Tirreno-Adriático y París-Niza llevan solapándose desde que la ronda italiana nació en 1966, un sinsentido en estos tiempos en que la lógica televisiva dicta que dos eventos de semejante calado no deberían disputarse a la vez. Sin embargo, lejos de canibalizarse, se complementan. La ronda italiana tiene un cartel de participantes refulgente, un kilometraje de fondo para acumular horas de sillín de cara a las clásicas y relativo buen tiempo que la hace amable. París-Niza es otra cosa. ª Es una carrera muy dura por el ritmo, la meteorología y la tensiónº , nos cuenta Héctor Carretero, uno que está ya asentado en el World Tour después de dos años en Movistar Team. ª Tenemos que luchar en todas las etapas. Luchar por la posición en estas carreteras estrechas típicas de Francia, luchar contra el frío y la lluvia de esta época del año... La llaman la Carrera
hacia el sol, pero no hemos visto el sol nada más que un díaº. El menor lustre de su lista de dorsales no convierte a París-Niza en una carrera menor. Bien al contrario, dominarla es un desafío al alcance de pocos. Que se lo digan a Ilnur Zakarin, Warren Barguil o Jesús Herrada, cazados en los cortes de la primera etapa. También la salud es eliminatoria. ª Medio pelotón está enfermoº , expresó con frustración Dan Martin antes de retirarse. Sólo 77 de los 154 corredores que tomaron la salida, exactamente la mitad, lograron acabar. ª París-Niza está muy bien trazadaº , tercia Gorka Izagirre, un enamorado de la prueba gala. ª Cada etapa tiene su intríngulis. Hay una contrarreloj en mitad de la semana para que los escaladores pierdan tiempo y después les sirven un final en alto y la etapa de Niza para que cuenten con la oportunidad de atacarº. La emoción está garantizada. Para muestra, un dato: la carrera lleva tres ediciones consecutivas decidiéndose por cuatro segundos o menos. Este año sólo hubo una llegada realmente masiva: se la anotó Dylan Groenewegen, rubricando un hito más en ese plan de LottoNL-Jumbo que culminará este verano en el Tour de Francia. Arnaud Démare (Groupama-FDJ) se impuso en la jornada inicial, sprint reducido sobre adoquines y cuesta arriba. Jérôme Cousin (Direct Energie) fue el más listo en la fuga del quinto parcial; Rudy Molard (Groupama-FDJ), el más oportunista en los nervios de la sexta; Jonathan Hivert (Direct Energie) se aprovechó de un Luis León Sánchez (Astana) desbocado en busca del maillot amarillo para anotarse la tercera. La contrarreloj que troceó la general fue para Wout Poels (Team Sky) y dejó a catorce ciclistas dentro del primer minuto de la general. Entre ellos un espectacular Marc Soler (Movistar Team), que rubricó la mejor actuación de su vida deportiva en una disciplina en la que cada vez rinde mejor porque ha unido trabajo aerodinámico a lo que él denomina su ª palancaº : la planta que aloja un motor privilegiado.
PREMIO
Llegó el fin de semana, y con él las subidas de entidad. La penúltima etapa, sábado, culminaba en Valdeblore La Colmiane, un final en alto sin rampas de doble dígito pero con 16 kilómetros de ascenso constante
para castigar las piernas de los ciclistas. Astana, responsable de Luisle, asumió la cabeza del pelotón con la misma nobleza con que la había ocupado en las etapas precedentes y la esperanza de hacer valer los segundos de ventaja del murciano sobre la concurrencia. Les destronó un latigazo de Roman Kreuziger (Mitchelton-Scott), cada vez más impresionante en su papel de lugarteniente. Su líder Simon Yates tomó entonces la alternativa con la estrecha colaboración de Ion Izagirre (BahrainMerida), que se vio obligado a claudicar ante el irresistible ritmo del británico y dejó libre su camino hacia el liderato provisional. Por detrás, el resto de favoritos se destruía en un duelo de ataques y contraataques al cual Marc Soler pudo ser ajeno gracias al excelente trabajo de Richard Carapaz, que ejerció de providencial ángel de la guarda durante toda la ascensión. La labor del ecuatoriano permitió que el catalán siguiera en disposición de asaltar el podio e incluso el amarillo de Yates en la jornada conclusiva de Niza. Niza es una etapa muy Marc Soler. Su kilometraje, nunca superior 120 kilómetros; su perfil, escarpado con subidas de longitud y pendientes contenidas; su aura, de sálvese quien pueda: todo tan similar a aquellas pruebas vascas, Euskaldunes y Lehendakaris, en las que firmó cabalgadas y exhibiciones en su época sub23 con Lizarte. Ya la pasada temporada despachó una actuación memorable en la cual intentó pintar la cara de Alberto Contador y posiblemente le costó la victoria en la general final. Su otro compañero de aventuras aquel día, David de la Cruz (Team Sky), le escoltó de nuevo esta vez cuando arrancó a 47 kilómetros de meta con tres puertos por delante en un movimiento cuasi suicida que buscaba aislar a Yates. Encontraron más adelante a Omar Fraile (Astana), excelente gregario en los días anteriores que jugó sus propias cartas toda vez que Luis León Sánchez estaba fuera de concurso. Esta vez le tocó al catalán del Movistar Team el papel de Contador. Tiró, tiró y tiró sin importarle que Omar Fraile y David de la Cruz viajaran a su rueda salvo relevos ocasionales. MitcheltonScott acabó efectivamente desarbolado; Simon Yates se desfondó; los demás rivales no acertaron a perseguir. De la Cruz se llevó de nuevo el premio de ganar una de las etapas más memorables de cada temporada delante de toda su familia y amigos, su segunda victoria en una campaña que le consagrará definitivamente en la primera línea del ciclismo mundial. Soler se hizo con el premio gordo, la primera ronda World Tour de su carrera deportiva, por cuatro agónicos segundos.
CARRUSEL
Si grande fue la victoria, mayor ha sido el fenómeno. ª Todas las radios quisieron que entrara ese domingo durante sus carruselesº , cuenta David García, jefe de prensa de Movistar Team. ª Me sorprendió bastante porque normalmente se consagran al fútbol y no mezclan otros deportes como el ciclismo, pero se juntó que Marc es uno de los corredores españoles en que más esperanzas hay depositadas con el hecho de que su forma de ganar, corriendo con tanta valentía, llama la atención de aficionados y mediosº. No sólo los carruseles quisieron a Marc. ª Habremos tenido más de veinte peticiones de entrevista. Para él ha sido extenuanteº. Así, Marc Soler pasó entretenido las horas de coche que realizó junto a su padre para regresar desde Niza a Vilanova, y también todos los días siguientes. Hubo entrevistas diurnas y nocturnas, dobles páginas, reportajes en televisión, y casi todos le recordaron que sólo tres españoles han ganado París-Niza antes que él: Miguel Indurain, Alberto Contador y Luis León Sánchez. Comparaciones inevitables a las que respondía con natural neutralidad, prudente. ª Sorprende cómo encaja su progresión mediática y que no le haga
caer en la euforia, ya que tiene motivos para ello, pero mentalmente es fuerte y todo lo afronta con normalidadº , dijo Eusebio Unzué en Mundo Deportivo. ª Le está viniendo bien observar de cerca el ejemplo de cómo sobrellevan la presión de los medios Alejandro, Nairo y Mikelº , corrobora García. ª Oír comparaciones y cosas bonitas sobre ti está bien, pero debes seguir trabajando igual y eso Marc lo entiendeº , suma Gorka Izagirre. ª También cuando hizo podio en la Volta a Catalunya se armó mucho revuelo y un año después ha venido París-Niza y la ha ganado. No se ha dormido en los laurelesº.
La conclusión de Héctor Carretero es alentadora. ª Quienes conocemos a Marc sabemos que es un ciclista que aspira a mucho. Ganar una carrera de tanto caché, en mi opinión una de las seis vueltas más prestigiosas del mundo, demuestra que estas aspiraciones son realistas y cualquier ronda por etapas está a su alcanceº , asevera el manchego, que sentencia: ª Esta victoria merece el eco brutal que ha tenido porque viene a demostrar que el ciclismo español no se acaba con la retirada de Alberto Contador, Purito y otros grandes campeones, sino que bien al contrario cuenta con muchísimo futuroº. Amén.