OMLOOP HET NIEUWSBLAD
El ataque del danés a poco más de dos kilómetros para el final decidió la suerte del grupo que se formó tras la ascensión al Kapelmuur y que contaba con mayoría -tres de doce- azul celeste.
Valgren plasmó el dominio del Astana.
Durante toda la mañana circuló la noticia desvelada por el propio Vinokourov: el conjunto celeste lleva desde que empezó el año sin recibir un solo pago del Gobierno kazajo. El caso es que parece que Astana ha decidido afrontar el problema aplicando en cada carrera una huelga a la japonesa, trabajando a destajo y ganando o casi en cada competición. En el Omloop Het Nieuwsblad volvieron a usar la fórmula y les salió de cine. Michael Valgren remató la faena con unos kilómetros finales de impresión para convertirse en el primer danés que inscribe su nombre en el palmarés en 73 ediciones disputadas. La expectación que se forma en Bélgica cada año por las fechas del Omloop Het Nieuwsblad, prueba que abre el mes de clásicas flamencas, es similar a la que desatan el comienzo de los play off para quien rinde culto a la NBA de baloncesto o la primera ronda del Betfred World Championship en el Teatro Crucible para un amante del snooker. El inicio de un mes de fiesta tenía reservadas novedades que pintaban sonrisas en los rostros de los amantes de estas carreras. El recorrido incluía alguna sorpresa final. 196,2 kilómetros con salida en Gante junto al Citadelpark que incluían 13 muros y 8 tramos adoquinados. Haaghoek -pavés- y Leberg -murose encadenaban hasta tres veces. Los adoquines de Huisepontweg, Lange Aststraat y Holleweg y las ascensiones a Den Ast y Kattenberg se situaban entre el primer y el segundo paso. Y los tramos adoquinados de Ruiterstraat y Jagerij y las cotas de Kokkerelle y Wolvenberg, entre el segundo y el tercero. A partir de ahí, los últimos 60 kilómetros eran idénticos a los de las antiguas ediciones del Tour de Flandes que finalizaban en Ninove, lugar donde se emplazaba la nueva meta de esta edición. Se enlazaban seis de los más míticos muros: Molenberg, Berendries, Texto Juanma Martín Fotos Bettini Photo Valkenberg, Tenbosse, Kapelmuur y Bosberg. La oportunidad para la nueva generación de clasicómanos de medirse en un final tan mítico como inédito para ellos. Como para que los más acérrimos hinchas locales no llevaran tiempo frotándose las manos.
SIN CUARTEL PERO SIN FRUTO
Con la llegada de los primeros tramos adoquinados aparecieron la tensión y las primeras caídas. Matthews besó el asfalto y Nizzolo tuvo que abandonar. Tampoco se libró nuestro Iván García Cortina, aunque eso sucedió mucho más tarde, cuando el grupo cabecero ya enfilaba las calles de Geraardsbergen. Philippe Gilbert puso las primeras avispas en el segundo paso por el Leberg y volvió a probar en el Wolvenberg. Los escarceos en el Molenberg dejaron por delante un pequeño corte con nombres importantes: Michael Matthews, Démare, Tim Wellens, Stybar o Naesen.
A Saramotins, el último en ceder de la fuga del día, le atraparon en el tercer asalto al Leberg. En el Berendries asomaron Van Avermaet y Vanmarcke, aunque fue Tiesj Benoot quien acabó abriendo un pequeño hueco que obligaría a Astana a tomar las riendas hasta cazarlo en el Tenbosse. La calma regresó unos instantes camino de Geraardsbergen, precediendo a la tempestad que desataría Vanmarcke en el Kapelmuur. El belga del Education First trató de poner tierra de por medio en las rampas más exigentes, pero no lo logró o al menos no del todo. Primeramente Zdenek Stybar y después un selecto grupo con mayoría de Astana: Lutsenko, Gatto y Valgren, más Van Avermaet, Wout Van Aert -flamante campeón mundial de ciclocross-, Oss, Naesen, Trentin y Colbrelli le alcanzaron. A la entrada del Bosberg conectaron también Wisniowski y Lampaert, aunque el del QuickStep Floors acusó el ritmo machacón de Oliver Naesen en el último muro y se volvió a quedar. Con el grupo perseguidor a poco más de medio minuto, la docena colaboraba tratando de mantener el hueco hasta que el propio campeón de Bélgica decidió que ante las escasas posibilidades de ganar un sprint contra Colbrelli o Trentin había que intentar llegar en solitario y lo probó sin suerte cuando estaban a punto de entrar en los diez kilómetros finales. Dos después soltó su primera andanada el futuro ganador. Y a siete de meta el danés volvió a lanzar una tarascada, aunque enseguida se frenó al ver que Naesen y el resto le habían cogido rueda sin problemas.
LA CUARTA FUE LA VENCIDA
Con la pancarta de 3 km a la vista, Valgren lanzó un tercer amago que tampoco prosperó. Lejos de darse por vencido, y aprovechando el instante de calma tras la arrancada de Vanmarcke a dos para el final, volvió a demarrar y esta vez sí sorprendió. Unos metros decisivos que ya no consiguió cerrar Matteo Trentin. El rubio del Astana, a quien Gasparotto apartó de la gloria en la Amstel Gold Race 2016, voló hacia la raya de Ninove mientras la indecisión hizo que el grupo principal se echara encima de los demás fugados. Sólo Vanmarcke, que saltó en la recta final, y el sorprendente Lukasz Wisniowski, que se fue a por él y le remachó para hacer segundo, se salvaron de ser engullidos. La fiesta de la afición belga se convirtió también en el delirio celeste. La huelga a la japonesa del Astana continúa causando estragos en el arranque de 2018.