Nombres propios
Julian Alaphilippe. El talentoso ciclista galo se mostró muy activo y poco entonado: sus ataques fueron duros pero a destiempo, frisó la victoria en la crono y se hundió en Niza. El mánager de QuickStep, Patrick Lefevere, comentó que malgasta sus energías tanto dentro como fuera de la carretera. Demoledor.
Wout Poels. Aplastó en la contrarreloj de Saint-Étienne para postularse como máximo favorito a la victoria en la general final. En la sexta etapa dominó de nuevo en la subida al último puerto puntuable... y en el descenso sufrió la enésima caída espeluznante de su carrera. Clavícula rota. Al neerlandés del Sky no le acompaña la suerte.
Thomas de Gendt. El escapista belga ejerció de verso libre en Lotto-Soudal. Se fugó en la sexta y séptima etapas para conseguir el maillot de puntos rojos de la montaña. Confesó en Het Nieuwsblad que como ése tiene "unos 80 o 90 maillots. Quizá algún día haga un museo, aunque no sé si alguien vendría a visitarlo", bromeó.
Nils Politt. Vagón esencial en el treno de Marcel Kittel, el joven alemán aprovechó la ausencia de Apolo para escaparse en la quinta etapa: sólo resistió su potencia rodadora Jérôme Cousin (Direct Energie). El galo, más veterano, le dio un único relevo en los kilómetros finales: el último. "He jugado con sus pelotas", declaró en televisión.
Simon Yates. El talento escalador y la visión de carrera del británico están completándose con capacidad rodadora para convertirle en un vueltómano de campanillas. Esta París-Niza sólo se le escapó por la tremenda fuga de Marc Soler. "Me ha ganado un gran ciclista", concedió humilde. Le queda como consuelo su incontestable victoria en La Colmiane.
Dylan Teuns. El potencial del belga de BMC quedó patente en su alucinante mes de agosto de 2017, cuando ganó tres rondas por etapas consecutivas. Aun así, verle con los mejores en La Colmiane, un puerto largo y tendido a priori poco propicio para sus características, fue una sorpresa incluso para él. "Debería haberme escapado con Yates", lamentó.