"Uno de mis triunfos más difíciles"
Gracias a un incontestable ataque en Colle Pinzuto, Anna Van der Breggen se llevó la cuarta Strade Bianche femenina. La holandesa, una de las grandes dominadoras de la categoría en 2017, descolgó en el penúltimo sector de sterrato a la última vencedora, Elisa Longo Borghini, y llegó al casco histórico de Siena con notable ventaja sobre sus perseguidoras: 45’’ a la polaca Niewiadoma -segunda por tercera vez en tres años- y 59’’ a la propia Longo Borghini. La prueba, marcada al igual que la masculina por la lluvia y las numerosas fugas, comenzó a definirse al superar la mitad del recorrido. Alena Amialiusik, la campeona del mundo Chantal Blaak y Ellen Van Dijk formaron una avanzadilla que se mantuvo en punta hasta los últimos treinta kilómetros. A este movimiento le sucederían el de Elena Cecchini y posteriormente el definitivo de Longo Borghini y Van der Breggen, quien se mostró en meta exhausta y sincera sobre el sencillo planteamiento de su formación. "Uno de mis triunfos más difíciles... y a la vez muy especial que recordaré para el resto de mi vida. ¿Nuestra táctica? No sé si se puede plantear nada en una carrera como esta, simplemente estar delante con el máximo de gente posible, ahí reside la fuerza de nuestro equipo", declaraba la integrante del Boels-Dolmans. La edición 2018 de la Strade sirvió además de bautismo en el World Tour femenino del Movistar Women’s Team, que, tras situar a la mayoría de sus efectivos en el grupo delantero hasta la fase decisiva, tuvo como mejores representantes a la asturiana Alicia González, 20ª, y a la australiana Rachel Neylan, 25ª. También participaron, aunque sin poder concluir, Sheyla Gutiérrez con el Cylance y las dos españolas del Servetto-Stradalli italiano: Rosalía Ortiz y Paula Sanmartín.