Clásica moderna
Con tan sólo tres ediciones disputadas, la Strade Bianche ha calado hondo entre los cicloturistas, que pueden encontrar en la Toscana la 'clásica del norte' más al sur de Europa.
Nacida al amparo de la prueba profesional, la GF Strade Bianche iniciaba su andadura hace dos temporadas de la mano de RCS, organizadora, además de esta carrera, del Giro de Italia, Tirreno-Adriático o Il Lombardía. Al igual que ha ocurrido con la opción competitiva, una de las clásicas más jóvenes del calendario con tan sólo doce ediciones disputadas, la acogida de la marcha ha sido espectacular, contando en esta ocasión con 5.000 participantes que desafiaron a las importantes nevadas y retrasos aéreos de los días previos. Por suerte, las difíciles condiciones que encontraron los profesionales en la jornada anterior a esta Gran Fondo dieron paso a una tibia mañana, lo que unido a la increíble capacidad de drenaje del terreno de la Toscana, nos hizo disfrutar de una fantástica mañana de ciclismo con sus famosos tramos de sterrato mostrando unas condiciones idóneas para pedalear por ellos.
DUREZA JUSTA
Esta Strade Bianche cicloturista elige como recorrido exactamente el mismo trazado de la prueba profesional femenina, de 138 km en los que, sin ningún puerto, únicamente con el constante sube y baja característico de la Toscana, se acumula la nada desdeñable cifra de 2.000 m de desnivel que, al estar repartidos en pequeñas dosis, resultan mucho más amables para los no escaladores. Por supuesto, los tramos de tierra tienen claro protagonismo, teniendo que sortear 8 de ellos, entre los que destacan los 9,5 interminables kilómetros de San Martino in Grania, las empinadísimas rampas de Colle Pinzuto o Le Tolfe, el lugar en el que veíamos a Tiesj Benoot sentenciar la carrera. Todo ello con el colofón de ascender la Via Santa Caterina de Siena jaleados por un buen número de espectadores para concluir en la que, sin duda, es una de las llegadas más espectaculares del ciclismo actual con la Piazza del Campo como majestuoso escenario. Aquellos que no se vieran con las fuerzas o la forma necesaria para afrontar este duro recorrido podían optar sobre la marcha, a partir del kilómetro 40 en el que se encontraba la división, por un trazado algo más amable de 86 kilómetros y 5 tramos de sterrato. Una marcha que ha dado en el clavo para lograr un evento de éxito al unir a la competente organización de RCS la posibilidad de disfrutar de la carrera profesional el día antes, el bellísimo entorno de la Toscana, la no menos atractiva Siena como punto de inicio y llegada, además de un recorrido apto para que prácticamente todos los ciclistas puedan emular a sus ídolos.