Regalo de cumpleaños
Seguro que Chris Froome, en más de uno de esos días difíciles que tuvo en las dos primeras semanas de este Giro, maldijo haber dejado escapar a uno de sus más fieles gregarios en los últimos cuatro años. Peor aún, convertido en niñera de uno de sus más directos rivales, Simon Yates. Y es que se cuentan con los dedos de una mano, y todavía sobran, corredores tan valorados y tan importantes como el de Leitza. El inicio de 2018 tras fichar por Mitchelton-Scott no había sido precisamente el más idóneo. Una lesión de cadera le impidió estrenar sus colores hasta finales de abril, en la Lieja-Bastoña-Lieja. Su participación en la Corsa Rosa estuvo en el aire hasta el último momento, pero tras comprobar en Romandía que se encontraba mucho mejor de lo esperado decidieron incluirle en el ocho del conjunto australiano. No sólo ha dado la talla haciendo una gran labor de equipo y defendiendo trece días la maglia rosa de Simon Yates, sino que una vez liberado tras el descenso a los infiernos del británico en la antepenúltima jornada fue el encargado de conseguir la victoria número 110 en el Giro de Italia para el ciclismo español, cuando ya pensábamos que nada nos libraría de marcharnos de vacío. La tercera diana de Nieve en la ronda italiana -lleva cinco como profesional, las otras dos las obtuvo en Vuelta y Dauphiné- la celebró llevándose a la boca el dedo gordo a modo de chupete. "Es que hoy, además de ser mi 34º cumpleaños, se cumplen cinco meses del nacimiento de mi hijo y quise dedicar la victoria a él y a mi familia, que son los que sufren tenerme tanto tiempo fuera de casa. Es un magnífico regalo y me siento muy contento porque ha servido para reivindicarnos después de la pérdida de la maglia rosa. Ya durante la etapa de ayer comencé a pensar en intentarlo el día de hoy". Acerca del desarrollo de la jornada que concluyó en Cervinia, Mikel comentó que "tengo que dar las gracias a los directores y a los corredores del Mitchelton-Scott por haber confiado en mí de esta manera. Especialmente a Kreuziger. Lo habíamos hablado y decidimos que tratara de meterme en la escapada. Roman me ayudó a entrar y luego trabajó a destajo para que yo pudiera ir más descansado mientras él hacía la selección. Luego, cuando llegamos a una distancia en la que ya me veía capaz de mantener un buen ritmo hasta la meta, apreté para dejar atrás a los rivales y salió todo a la perfección". Respecto al Giro completado por Mitchelton-Scott, el exquisito escalador navarro se muestra tajante. "Todo el equipo ha realizado un magnífica labor. No podemos estar tristes después de ganar cinco etapas. Ha sido una participación exitosa, aunque no le hayamos puesto la guinda de conseguir también acabar de rosa con Simon".