Casco Oakley Aro 3
Oakley es una marca puntera, por no decir la referencia, en el sector de la óptica deportiva y el anuncio del lanzamiento de su gama de cascos para ciclismo -y de ropa- despertó mucho interés en las ferias especializadas de finales del año pasado. Con experiencia en el segmento de las protecciones para esquí y snowboard, la marca estadounidense ha desembarcado en nuestro deporte con tres opciones de cascos: Aro 3, que podemos catalogar como el más polivalente y ventilado; el Aro 5, que entra dentro de la cada vez más popular división de cascos aerodinámicos de ruta; y Aro 7, un modelo para contrarreloj y triatlón en cuyo desarrollo fue una pieza clave el alemán Jan Frodeno, doble campeón del mundo de Ironman. Los tres comparten dos características que los define: el dial BOA para ajustar el cierre occipital y la incorporación del sistema MIPS, un elemento de seguridad añadido que cada vez incluyen más modelos y que consiste en una estructura de plástico fijada con elastómeros para permitir su oscilación en la parte interior del casco, un añadido que mejora la protección en caso de caídas en las que no sufrimos un impacto directo, sino en los que la cabeza resbala y el casco puede desplazarse. Hemos elegido para nuestra prueba el Aro 3 porque es el más versátil y, para ser totalmente sinceros, porque nos atraía su estética, bastante peculiar y diferente a los modelos más clásicos. En concreto, la versión con los colores del equipo sudafricano Dimension Data, que, junto al Katusha-Alpecin, emplea esta temporada la gama de cascos Oakley.
TODO COMODIDAD
La primera impresión de este Aro 3 es su calidad de construcción, con una carcasa que recubre gran parte de la estructura del poliestireno, incluso en la parte trasera y en los bordes inferiores, que lo dota de una solidez notable al tacto y que nos asegura una mayor resistencia a las marcas que en ocasiones realizamos accidentalmente, aunque aumente ligeramente el peso. Aunque sobrepasa los 300 gramos -nuestra única pega reseñable-, nos ha encantado la comodidad que ofrece desde la primera salida gracias a su estructura interna minimalista, que se reduce a una tira delantera horizontal que cubre toda la frente con una generosa almohadilla y al cierre occipital -regulable en tres puntos de altura-, donde se instala un dial BOA para tensar o destensar el cable que une ambas partes. Esta ausencia de estructura de plástico en los laterales elimina la posibilidad de que existan puntos de presión y deja espacio libre para las patillas de las gafas, una cuestión que, obviamente, Oakley ha cuidado con mimo. Nos gusta la unión de las correas bajo las orejas, con una pieza preformada al contorno de la cara que se remata con el icónico logo de la marca. Lo hemos probado con temperaturas superiores a 25 ºC y sus tres aberturas verticales en la parte frontal nos han demostrado que son suficientes para asegurar la ventilación. La integración de la estructura del MIPS está bien resuelta y queda escondida sin tapar los agujeros, aunque es cierto, como ocurre en la mayoría de cascos con este sistema, que las piezas de plástico no ayudan cuando rompemos a sudar. Sin embargo, aunque aún tengan que afinar un poco más este sistema, sin duda lo preferimos por su aumento de seguridad. Con este Aro 3 Oakley ha apostado por una estética diferente, que por supuesto gustará o no, pero lo que no se le puede negar a la marca es que es mucho más que un ejercicio de estilo: sus prestaciones en cuanto a comodidad están al nivel de lo que se espera de una firma con esta tradición.