Isla de emociones
Más de 8.000 cicloturistas participaron en una marcha única por distancia y que ha contribuido a potenciar entre los ciclistas europeos la imagen de Mallorca como un destino atractivo para pedalear.
Sin parar de crecer desde su primera edición, la Mallorca 312-Giant-Taiwan se ha convertido en una fiesta del cicloturismo, y no sólo para los españoles, ya que casi dos tercios de los participantes vienen desde fuera de nuestras fronteras, con especial presencia de ciclistas del Reino Unido -el 36,22%-, seguidos de alemanes -10,68 %-. Además, ha posicionado a la isla como un lugar de referencia para pedalear, como lo demuestra el que muchos segmentos de la zona en Strava estén entre los más populares del mundo, y, según los estudios de la Universitat de les Illes Balears, se estima en 15 millones de euros su impacto en la economía de la isla, atendiendo a que cada participante tiene de media dos acompañantes y su gasto medio diario es de unos 165 euros. Una de las señas de identidad de la marca es que todo el recorrido está cortado al tráfico, una solución que, según Joaquim Rodríguez, el homenajeado que en esta ocasión portó el dorsal 312, "da una seguridad tremenda al participante, ya que permite disfrutar de la isla sin coches". En la previa, 'Purito' recibió consejos de dos que conocen bien la marcha como Pedro Horrillo -el primer homenajeado en 2010 y que desde entonces no se ha perdido ninguna edición- y Joseba Beloki, pero no se resistieron a unirse Enric Mas y Lluís Mas, que ejercieron de buenos anfitriones y pusieron un intenso ritmo en el primer puerto, el Coll de Femenia, que dejó a poco más de cuarenta cicloturistas en cabeza de carrera.
CUMPLIENDO TRADICIONES
En Deià, un encantador pueblo enclavado en plena Serra de Tramuntana, mantuvo la tradición de detenerse a tomar un café junto a Horrillo y Beloki en el supermercado que regenta la familia del exprofesional Vicente Reynés, que se ha convertido en un avituallamiento improvisado para muchos de los participantes. Purito prefirió tomarse la marcha un poco más rápido junto a Ángel Edo, completando los 312 kilómetros con más de 4.500 metros de desnivel en menos de 10 horas y media, mientras que Horrillo y Beloki, fieles a una forma de afrontar la marcha que han convertido en costumbre, llegaron con los últimos participantes y el pelotón de ángeles de la guarda, identificados con un maillot de puntos verdes, en casi 14 horas, tras parar a esperarlos en el último avituallamiento de Artà, un pueblo que se vuelca con el evento y cuyo paso en la marcha bien justifica el esfuerzo de elegir el trazado más largo. El belga Rien Coertjens fue el claro dominador de la prueba, aventajando en casi media hora a un terceto en el que el ganador de 2016, Dominic Aigner, fue segundo y Ramón Ballester, tercero, concluyó primer español por delante de su compañero Roberto Verdejo. Elena Bris, que invirtió un tiempo de 10 horas y 49 minutos, fue la primera mujer de las 99 que completaron el recorrido más largo, mientras que Thomas Hoffmeister y Astrid Schartmüller vencieron en la modalidad de 225 kilómetros y Adam Moore y Annick Dircx fueron los más rápidos en la versión de 167. "No hay ni 100 metros en los que vayas en solitario", aseguraba Joaquim Rodríguez en la meta, sorprendido por los numerosos pelotones a pesar de la distancia y la dureza del trazado en su parte final, caracterizada por continuos repechos antes de la gran fiesta de Artà. ¡La cuenta atrás de la 10ª edición ha comenzado!