Ciclismo a Fondo

RETORNO AL GIRO

Seguimos al ciclista vasco del Trek-Segafredo en su cuarta participac­ión en la carrera italiana, a la que no acudía desde 2008.

- Texto Miguel Ángel Chico Fotos Luca Bettini/Bettini Photo

Honestidad. Esta doble página no se parece en nada a lo que habíamos imaginado. El plan inicial era dedicársel­a a cuatro participan­tes en la Corsa Rosa con algún nexo común que hilara la narración. Pero charlamos con el primero de la lista, Markel Irizar, apenas un par de días antes de que viajara a Israel y nos contagió de inmediato su pasión por una carrera a la que regresaba una década después de su última presencia, cuando luciendo el naranja del Euskaltel completó su tercer Giro consecutiv­o. ª Me apetecía mucho volver -empieza Markel-. Además, con un ciclista menos por equipo entrar en la alineación del Tour se complicaba y me presenté voluntario. Con mi mujer de excedencia, me hacía mucha ilusión que viniera a Dolomitas con los críosº. Se preparó en altura, en Sierra Nevada, ª quería probar cómo me ibaº , junto al ex recordman de la hora Matthias Brändle, quien tuvo la desgracia de romperse la clavícula reconocien­do el prólogo de Romandía y se perdió la primera grande.

LIBERTAD

Los objetivos del Trek-Segafredo pasaban por ª meter en el top ten de la general a Brambilla y tratar de ganar alguna etapa con Pantano, ª con Parce siempre comparto habitación­º , y Pedersen, ª un chaval muy majo del que ya conocemos su potencialº. Las metas propias del guipuzcoan­o variaban radicalmen­te de su anterior grande. ª Sin un líder sólido como Alberto dispondré de libertad para filtrarme en las escapadasº. Markel cumplió lo anunciado formando parte de dos largas fugas: en la séptima compartien­do esfuerzos con Belkov (Katusha) y Ballerini (Androni) -cazados a 20 kilómetros del final- y en la 13ã con Marco Marcato (UAE), Andrea Vendrame (Androni), Alessandro Tonelli (Bardiani) y Eugert Zhupa (Wilier), alcanzados a sólo 6 km de la línea de meta. Ambas ofensivas no llegaron a buen puerto por un factor en el que nos insistiría tres semanas después, charlando durante la tarde de la última jornada de descanso.

VELOCIDAD

ª He encontrado el Giro muy cambiado, ya no es como antes y se va rápido en todas las esquinas. La velocidad es altísima y no llega ni una escapada. Nos hemos movido bien, pero es que no hay opcionesº. Pocos días después, tras recibir el masaje posterior a la histórica jornada del Finestre, nos dejaba este mensaje: ª Llevo aquí muchos años, pero lo que he visto en este Giro no me lo esperaba,

sinceramen­te. Escapadas que se suelen consentir y no pasan de 40 segundos. En el Finestre se ha liado todo el bacalao y ahí cada uno sobrevivim­os como pudimos. Después de quince años me he dado cuenta de que no entiendo nada de ciclismoº. 24 horas más tarde, camino de Roma, insistía en esa insólita sensación de descubrimi­ento en la que ha sido su 19ã grande -4 Giros, 6 Tours y 9 Vueltas-. ª Ha sido una edición durísima por la velocidad, pero supongo que la más bonita para ver por la tele en los últimos años. Espero que los aficionado­s hayan disfrutado al máximo. Desde dentro

hemos sufrido mucho, pero si ellos se lo han pasado bien no me cabe duda que el sufrimient­o ha merecido la penaº.

AMOR Y FAMILIA

El palizón no ha mermado un ápice su amor por esta carrera. ª Me sigue encantando. Me he enamorado otra vez. La afición es de chapeau y los Dolomitas el sitio más bonito del mundo para ir en bicicletaº. Y menciona otros ejemplos de ciclistas cautivados por el mismo embrujo. ª Se lo he escuchado a Alberto -Contador-, a Purito, a Landa... El Giro tiene algo especial, un encanto, qué se yo. De veras que he flipado y eso que se va todo el rato a tope, pero a tope ¿eh?º. La esperada visita de su mujer y sus tres hijos -de 11, 8 y 5 años- se retrasó por una escala previa. ª El mayor es un fanático de la Juve y pasaron por Turín donde se llevó una camiseta firmada por Dybala. Vienen en autocarava­na desde el País Vasco. Conduce mi mujer, mi hijo mayor va de copiloto y mi suegra atrás con los pequeños. Tenía unas ganas enormes de que se llevaran una experienci­a impresiona­nte como es vivir la semana final del Giro en un entorno como este, ya que a todos nos encanta la montañaº. Markel colgó en su cuenta de Instagram algunas imágenes deliciosas, como una en la que junto a sus tres chavales pegaba los cromos de la colección conmemorat­iva que ha sacado Panini en Italia.

PRONÓSTICO­S IMPOSIBLES

Si en la previa no tenía un favorito claro, ª quizá repita Dumoulin, que no ha enseñado mucho la patita y seguro que llegará finoº , y veía complicada­s las opciones de Froome, ª con todo lo que lleva encima le resultará difícil concentrar­seº , tras el Zoncolan creía inabordabl­e a Simon Yates. ª Todo está medido con los potencióme­tros y un vatio siempre es un vatio, pero Yates ha exhibido un nivel altísimo. Hará una buena crono y si pierde el liderato lo recuperará en las etapas de montaña. Y dispone de un equipazoº. Los hundimient­os en cadena de varios aspirantes al podio y el asalto al primer puesto de Chris Froome destrozaro­n sus cálculos. ª Dos corredores que acariciaba­n grandes éxitos, Yates la maglia rosa y Pinot el podio, han desfalleci­do el último fin de semana, mientras Froome, que parecía no estar súper, hace el número de su vidaº , escribía asombrado el vasco la tarde que supo que terminaría su cuarto Giro de Italia diez años después de correrlo por última vez.

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 ??  ?? Persiguien­do un imposible. Su segunda escapada, en la 13ª etapa, se quedó a sólo seis kilómetros de derrotar al despótico pelotón. Buen humor.Con Markel Irizar, como con su habitual compañero de habitación Jarlinson Pantano, las bromas están aseguradas.
Persiguien­do un imposible. Su segunda escapada, en la 13ª etapa, se quedó a sólo seis kilómetros de derrotar al despótico pelotón. Buen humor.Con Markel Irizar, como con su habitual compañero de habitación Jarlinson Pantano, las bromas están aseguradas.
 ??  ?? Primeras pedaladas en Jerusalén.El ciclista del Trek-Segafredo empezaba un Giro que no imaginaba tan vertiginos­o como sería.
Primeras pedaladas en Jerusalén.El ciclista del Trek-Segafredo empezaba un Giro que no imaginaba tan vertiginos­o como sería.

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