Mensajitos
El ser humano, pese a conceptos tan en boga en estos tiempos de corrección política como la empatía, es egoísta por naturaleza. Quizá por ese querer arrimar el ascua a nuestra sardina y que el acabado del producto sea lo más aseado posible, a los que trabajamos en una revista como esta, y a mí particularmente, nos haya sentado tan mal esa soterrada campaña de última hora contra la participación de Chris Froome en el Tour de Francia, además con un mito como Bernard Hinault como ariete. Obviando el motivo bastardo de que una exclusión del jefe de filas del Team Sky dejaría la Guía del Tour de Ciclismo a Fondo poco actualizada -para estas cosas las redes sociales sí que son un gran invento-, no me parece de recibo utilizar a una leyenda como el campeón bretón para provocar un clima de animadversión contra el cuatro veces campeón en París, además con algunos argumentos tan delirantes como que los demás corredores deberían plantarse si el británico toma la salida el 7 de julio en Noirmoutier. No es propio de la organización de la mejor prueba ciclista del mundo andar lanzando mensajitos con esa carga de profundidad a escasas dos semanas para su inicio. Si su caso no se resuelve antes, Froome tiene todo el derecho del mundo a estar presente en el Tour. Y lo que más me apena, por no escribir joroba u algún otro verbo más gráfico, es que he gastado más de la mitad del espacio de la página en tratar chismes en lugar de lo que más me apetece, que es ver cómo sale el melón deportivo de una edición atípica, con algunos de los principales favoritos arrastrando la fatiga del Giro de Italia -Froome, Dumoulin-; otros que llegan con calma pero que ya han mostrado su buena condición -Quintana, Porte, Valverde, Urán, Landa, Bardet, Roglic-; y un tercer grupo integrado por los que apenas hemos visto el pelo en los meses previos -Nibali, Zakarin, Mollema-. Muchas incógnitas por despejar, una crono por equipos que se antoja más determinante de lo habitual, el temido y esperadísimo -por los aficionados- pavés y el morbo de la tricefalia del Movistar Team. ¿Funcionará alinear a tres estrellas mundiales sin los roles definidos previamente? La lógica y la historia indican que no pinta bien, pero nos empeñamos tanto durante estos meses en resaltar la dificultad de la empresa que manejará Eusebio Unzué, que lo mismo nos llevamos una sorpresa. A ver si nuestra especie al final no va a ser tan egoísta...