Círculo completo Desde las icónicas Eyeshade a las actuales Flight Jacket, Oakley ha construido una relación con el ciclismo basada en sus gafas que este año ha estrechado con el lanzamiento de una gama de cascos y ropa que redondea su colección.
Oakley nació, como muchas de las grandes compañías norteamericanas, en el garaje de su fundador, Jim Jannard, que en 1975 comenzó creando puños para manillares de motos de motocross y posteriormente fue ampliando su mercado con diferentes accesorios para este deporte y el BMX, como las máscaras O Frame que introdujo a comienzos de la década de los 80, su primer producto relacionado con la óptica. El empujón definitivo para la marca en el mundo del ciclismo se produjo en 1985, cuando Greg Lemond subió al podio del Tour de Francia -quedó segundo detrás de Hinault- las Factory Pilot Eyeshade, el primer modelo específico para ciclismo de carretera que consistía, básicamente, en una gran lente similar a las máscaras de motos con una pequeña montura. Además de Lemond, las popularizaron el australiano Phil Anderson, un polivalente y correoso ciclista que además marcaba tendencia, y Andrew Hampsten, que dejó para el imaginario popular una imagen con ellas coronando el Gavia en la recordada etapa del Giro de 1988 que terminó venciendo. Tras las Eyeshade llegaron las Razor Blade, las primeras gafas customizables gracias a que se podían intercambiar las varillas, el puente nasal, la montura… y, sobre todo, las M-Frame, que se convirtieron en omnipresentes en el pelotón en la década de los 90 y en los primeros años de este siglo, hasta que llegaron las Radar, que once años después de su lanzamiento siguen siendo las preferidas de muchos profesionales, como Richie Porte, y las Jawbreaker, las que usa habitualmente Chris Froome y con las que la marca californiana retomó en 2015 el camino que inició hace 30 años apostando por una gran lente para cubrir el rostro.
APUESTA GLOBAL
Si de algo puede presumir Oakley es de causar expectación, como ha demostrado este año con el lanzamiento de su nueva línea de cascos y ropa para ciclismo, que ha completado la presentación de las nuevas gafas Flight Jacket y Field Jacket. El mejor ejemplo es que el casco Aro3 se proclamó, apenas un mes después de ser anunciado y casi antes de llegar a las tiendas, el segundo accesorio más votado de este año para nuestros lectores en el concurso de La Bici del Año. Siguiendo su política habitual de tener presencia en el pelotón profesional -este año visten de arriba abajo a los ciclistas del Dimension Data; equipan con sus cascos al Katusha e Israel Cycling Academy; y han fichado a Movistar Team para que luzcan sus gafas-, la marca californiana trabaja con el objetivo de convertirse en una marca global en ciclismo. Por eso, para su línea de ropa se han aliado con la marca belga Bioracer, compañía que está en la vanguardia en cuanto a ropa aerodinámica, y para los cascos han aprovechado, además de las sugerencias de los profesionales, todo el conocimiento que han adquirido en los últimos años en el desarrollo de sus modelos para esquí y snowboard, un segmento en el que se han convertido en referencia por diseño y calidad.