Ciclocomputador Sigma ROX 12.0 Sport
Llevábamos tiempo escuchando rumores acerca del ciclocomputador tope de gama que estaba preparando Sigma, históricamente uno de los actores principales en lo que a este tipo de dispositivos se refiere. ¿Quién no recuerda aquellos sencillos cuentakilómetros con cable que muchos usábamos en las últimas décadas del siglo pasado? Los alemanes, como ha ocurrido con otras firmas clásicas del sector, habían quedado un poco arrinconados frente al poderío de Garmin, una situación que pretenden revertir con este ROX 12.0 que, tras casi 1.000 km de test, podemos afirmar que les catapulta a los primeros puestos en lo que a prestaciones se refiere. Pese a que la primera impresión es una apariencia voluminosa, su estrecha carcasa hace que el efecto se disipe al colocarlo en el manillar, agradeciéndose por otro lado la amplia pantalla de 3 pulgadas equipada con cristal Gorilla para asegurar la máxima resistencia a los impactos. Un panel que además es de tipo transflectivo, con lo que se consigue una máxima nitidez de visualización, incluso cuando el sol incide directamente gracias a una retroiluminación que podemos regular de forma manual o automática en función de la luz ambiental. Respecto al uso, su pantalla táctil y sus cómodos menús hacen que tras apenas unos minutos jugueteando con él tengamos dominadas todas sus funciones. Entre ellas, destacar el diseñador de rutas que nos permite, simplemente arrastrando el dedo en el mapa entre dos puntos, generar un track de forma dinámica. Aparte, podemos cargar rutas propias transfiriendo desde el ordenador, a través del cable USB, un archivo GPX o sincronizar las que tengamos creadas en aplicaciones como Strava. Hablando de mapas, mencionar que se trata de mapas OSM personalizados por Sigma y, por tanto, al abrirlos dispondremos de actualizaciones gratuitas de por vida. En lo que respecta al uso del día a día propiamente dicho, mencionar que contamos con innumerables perfiles de deportes para los que podemos configurar hasta 6 pantallas de datos a las que se suman las específicas que aparecen en modo entrenamiento o seguimiento de tracks o cuando marcamos una vuelta. Cada una de ellas con distintos patrones de datos. Entre los campos disponibles destaca la inclusión de métricas propias de los potenciómetros Rotor o la posibilidad de incorporar el mapa o el perfil como si fuera un dato más. Aparte, estos campos los podemos variar dinámicamente sobre la marcha manteniendo pulsado sobre él y seleccionando otra información. Mencionar que su potente hardware se apoya en un sistema Android adaptado a las necesidades de Sigma. El resultado es un funcionamiento muy fluido para navegar entre las distintas pantallas. A veces se atasca un poco navegando por el mapa, algo que nos han prometido se solucionará en siguientes actualizaciones de firmware como ocurrió con otras pequeñas pegas que pudimos apreciar en versiones previas, ya que hemos podido disfrutar este ROX desde antes de su lanzamiento, habiendo colaborado con algunas sugerencias. En lo que respecta a la comunicación, mencionar que Sigma ha buscado depender lo menos posible del teléfono móvil, por lo que cuenta con conexión WiFi para la sincronización de datos con su nube SigmaCloud -si no tenemos una red wireless a mano siempre nos queda la opción de activar la zona WiFi de nuestro móvil para subir el entrenamiento del día-. Por su parte, la comunicación con los distintos sensores se realiza vía ANT+ o Bluetooth, soportando los grupos electrónicos Di2 o algunos modelos de eBike -aquí se echa de menos la detección del grupo SRAM Red eTap o el manejo remoto de, por ejemplo, las luces diurnas de Bontrager, algo que también nos han prometido incluir-. Fuerte apuesta la que ha realizado Sigma con un producto que nos ha sorprendido por responder prácticamente a todas nuestras necesidades sobre la carretera en un aparato que se presenta con sólidos argumentos, dispuesto a ganarse el favor incondicional de los ciclistas más aventureros, así como de los fanáticos de los datos.
SIGMA ROX 12.0 SPORT