"De mi época ciclista solo recuerdo a Miguel"
Miguel no solo fue el mejor corredor de mi etapa como ciclista, sino que ha sido uno de los más grandes de la historia. Hizo mucho por el deporte español, llevándolo a cotas insospechadas. Miguel fue un gran campeón, pero lo admiro más como persona, un señor encima y fuera de la bicicleta. Respeto mucho su forma de ser y su personalidad. Cuando me lo encuentro alguna vez veo que no ha cambiado, que es el mismo tipo humilde y cercano que cuando rivalizábamos en el Tour de Francia. Miguel se conoce muy bien a sí mismo, pero no demuestra a todo el mundo quién es realmente. Es muy consciente de que lo que ha conseguido es algo pasajero, porque cuando uno cuelga la bicicleta debe emprender una vida normal. Y Miguel ha sabido hacer muy bien ese tránsito vital del deporte de élite al mundo real, junto a su familia, en su tierra y sin hacer ningún alarde sobre su pasado deportivo. Miguel destacó en el ciclismo profesional por tener una mentalidad muy fuerte. Siempre le veía muy motivado y su capacidad para sacrificarse en los entrenamientos era mayor que la que teníamos muchos de sus adversarios. Sabía cómo prepararse para ser el más fuerte y tenía un equipo con las ideas muy claras. En las contrarrelojes era intratable y en la montaña resistía perfectamente, lo que le convertía en el más fuerte en las carreras por etapas. El papel de su equipo fue muy importante. Echávarri y Unzué siempre supieron cómo guiar y cuidar a sus ciclistas. Pienso que su equipo hizo por Miguel tanto como Miguel por su equipo. Aprovechó al máximo todo lo que tuvo a su alcance: su físico, mentalidad y equipo; y eso es muy difícil de hacer. Miguel nos hizo importantes a los ciclistas que compartimos sus años de éxito. Fue un rival muy leal. Convivimos muchos momentos, pero los he olvidado todos porque mi etapa ciclista ya pasó y desde que me retiré me he dedicado a otras cosas. Ni siquiera conservo maillots, bicicletas o las dos medallas de oro que conseguí en los campeonatos del mundo; lo regalé todo a los aficionados. Lo que hice está en la historia. Comparto el punto de vista de Miguel de no hablar mucho del pasado que tuvimos en el deporte de élite, porque ya está escrito y tenemos que vivir el presente. Miguel tenía algo diferente a los demás ciclistas, más que carisma, como un aura singular, una especie de magia. Era mágico y lo continúa siendo por su forma de ser. Si me preguntan por mi pasado, digo que mi pasado es Indurain. Fui ciclista porque me gustaba y era mi pasión en aquellos años, pero no sé ni qué tipo de ciclista fui, ni si fui un campeón. Lo único que recuerdo de mi época ciclista es que allí estaba Miguel. Es la persona más importante que encontré en el ciclismo y lo llevaré siempre en mi corazón.