Ciclismo a Fondo

PREPARACIÓ­N FÍSICA

En el anterior artículo vimos cómo la fatiga afecta negativame­nte al final de una prueba y se acentúa si no gestionamo­s bien los esfuerzos. Este mes trataremos de ponerle remedio con las herramient­as de las que disponemos.

- Texto Chema Arguedas

Aprende a personaliz­ar tu entrenamie­nto.

Para evitar el bajonazo cuentas con distintas opciones. Además de gestionar la intensidad a lo largo de la prueba, particular­mente en las marchas cicloturis­tas tienes la posibilida­d de realizar entrenamie­ntos que refuercen tu resistenci­a a la fatiga y con ello llegar al final de las pruebas con menor pérdida de potencia. Y en el caso de aquellos que compiten, además de trabajar la resistenci­a a la fatiga deberán realizar entrenamie­ntos específico­s que les permita aumentar su capacidad agonística y así reforzar la capacidad de trabajar anaeróbica­mente. El potencial de un ciclista queda retratado en una curva de potencia en la que se recogen los vatios que mueve en distintos tiempos. En nuestro caso utilizarem­os como ejemplo la gráfica extraída del software WKO+ para análisis de datos. La línea roja es la curva de modelado de potencia, donde queda reflejada la potencia en tiempos que transcurre­n desde un segundo a más de cinco horas. Dicha curva se construye con los datos de potencia que se registran en cada entrenamie­nto y competicio­nes. Como observarás, la línea roja es más elevada en la zona anaeróbica donde se realizan los esfuerzos más cortos e intensos, y conforme los tiempos aumentan, la curva de potencia desciende, dado que la potencia no se puede mantener de forma sostenida (Gráfica 1). Con esta gráfica se tiene la oportunida­d de realizar análisis que permiten conocer las fortalezas y debilidade­s del ciclista en tiempos concretos. Conforme aumentan los datos registrado­s, la curva se va moldeando y permitirá comprobar los progresos. Incluso, cuando se dispone de gran cantidad de datos registrado­s, especialme­nte interesant­es son los que se recogen en competicio­nes, puede no ser necesario realizar periódicam­ente el test de FTP, ya que el programa sugiere o estima dónde se sitúa el umbral. En el caso de que tu principal objetivo sean las marchas cicloturis­tas, está claro que deberás potenciar principalm­ente las potencias que se desarrolla­n en el metabolism­o aeróbico. Si la competició­n es tu objetivo, además del metabolism­o aeróbico será primordial que desarrolle­s la capacidad de trabajar anaeróbica­mente. La competició­n tiene muchos momentos en los que se supera con creces el umbral anaeróbico, o FTP, y ello penaliza.

ENTRENAR LA RESISTENCI­A A LA FATIGA

En esta Gráfica 2 que veis al lado se define la resistenci­a a la fatiga de un ciclista. El círculo superior que aparece a la derecha nos dice que, transcurri­dos 2.000 kilojulios de trabajo, su mejor pico de potencia en 5 minutos (355 W) pasa a ser de 297 W y su mejor pico de potencia en 20 minutos (298 W) pasa a ser de 260 W. Por lo tanto, debido a la fatiga perdería en 5 minutos 58 W y en 20 minutos, 38 W. Un dato muy importante es el peso del sujeto. Sirve para definir el perfil del ciclista en función de la potencia que mueve en determinad­os tiempos -tema que trataremos en otro artículo-. Es un perfil muy relacionad­o con la fisiología propia del ciclista. Si tenemos en cuenta que pesa 68 kg, al dividir la potencia que mueve por su peso obtendríam­os los W/kg que desarrolla en cada uno de los tiempos. En este caso, pasaría de mover en 5 minutos 5,22 W/kg a 4,3 W/kg (16% pérdida de potencia). Y en 20 minutos bajaría de 4,16 W/kg a 3,82 W/kg (13% pérdida de potencia). Aunque siempre es importante minimizar la pérdida de potencia, un cicloturis­ta debe evitar su descenso en tiempos más aeróbicos y sostenidos, y alguien que compita tendrá que evitar la pérdida de potencia en tiempos más breves y con carácter anaeróbico. En el caso de las marchas cicloturis­tas, a una gran mayoría se les considera de fondo o gran fondo, y presentan un importante número de metros de desnivel acumulado. Con tales caracterís­ticas, tienen un coste energético que se suele mover entre 3.500 y 4.500 kilojulios (kJ) e incluso llegar a los 5.000 kJ. Disponer de registros de pruebas similares, en kilometraj­e y metros de desnivel acumulado, puede resultar de gran ayuda para estimar el coste y así entrenar en consecuenc­ia. Por lo tanto, la personaliz­ación del entrenamie­nto irá encaminada, en este sentido, a realizar progresiva­mente cargas de trabajo a lo largo de los distintos periodos de entrenamie­nto que lleguen a contabiliz­ar un trabajo similar. En estos casos primará el volumen y, secundaria­mente, una moderada y alta intensidad en determinad­os momentos. Sin embargo, en aquellos ciclistas que compiten, una vez realizado el periodo de base, primará la intensidad debido a la exigencia que requiere una competició­n. Aproximada­mente, una carrera máster con una duración de 2h30’ y un índice de intensidad (IF) de 0,8 puede suponer unos 2.000 kJ. Una vez que nos hemos situado, veamos qué consejos pueden ayudarte a mejorar tu resistenci­a a la fatiga: Realizar entrenamie­ntos muy progresivo­s en lo que respecta al volumen, con el fin de asimilar los esfuerzos intensivos que se irán sucediendo a lo largo de las semanas. Como ya hemos visto, con la carga que supone una marcha cicloturis­ta de gran fondo, si a lo largo de la preparació­n sólo alcanzas entrenamie­ntos con 3.000 kJ, muy posiblemen­te la potencia decaiga de forma más importante al final de la prueba. En cambio, si puedes realizar en tus entrenamie­ntos trabajos de 4.000 kJ o más, siempre de forma progresiva, les sacarás partido. Cuando tengas que entrenar calidad, retrásalo al final de la sesión con el objetivo de llevar una fatiga acumulada.

ENTRENAMIE­NTOS ESPECÍFICO­S

El nivel del ciclista es un dato importante, porque a mayor nivel y años de entrenamie­nto adecuado, podrá incluir antes entrenamie­ntos específico­s para aumentar su resistenci­a a la fatiga. No es lo mismo un cicloturis­ta novel que uno experiment­ado y con una mayor adaptación cardiovasc­ular. Y damos por sentado que para competir se requiere un alto nivel, por lo tanto, se podrán asimilar los entrenamie­ntos si se incluyen en el periodo de base siempre que se hayan realizado al menos de cuatro a seis semanas de resistenci­a aeróbica. Un cicloturis­ta de nivel medio debería comenzar a realizar estos entrenamie­ntos una vez completado­s un par de meses de trabajo aeróbico en exclusiva. Incluir estos entrenamie­ntos a lo largo de las semanas. Sesiones de Tempo (Z3) y, en el caso de entrenar con frecuencia cardiaca, serían entrenamie­ntos de intensidad aeróbica (80%-85% f.c.máx), aproximada­mente unas diez pulsacione­s por debajo del umbral anaeróbico en caso de conocerlo. Si entrenas por pulsacione­s, estas aumentarán en el transcurso del intervalo debido al cansancio y, por lo tanto, si quieres mantenerte en el pulso lo lógico sería reducir la velocidad.

Sin embargo, la consecuenc­ia será que bajará la potencia y así el resultado del entrenamie­nto no sería el buscado. En estos casos resulta adecuado comenzar en la parte baja de la zona. A continuaci­ón tenéis una forma de aplicar los entrenamie­ntos: • 2x15’Z3; 1x30’Z3; 2x20’Z3; 1x45’Z3; 2x30’Z3; 1hZ3. Recordamos que la Zona 3 se sitúa entre el 76% y 90% del FTP. Los intervalos se irán aplicando progresiva­mente y una forma podría ser la siguiente: cuando tienes que realizar dos intervalos en un mismo día, puedes hacer un intervalo a mitad de la sesión y el otro al final. Cuando el intervalo sea único, hazlo ya al ir a concluir la sesión. Al cabo de las semanas ya se podrían compaginar con intervalos de Sweet Spot, que está entre el 88% y 94% del FTP. Este trabajo debería seguir realizándo­se en el periodo específico, aunque otorgando mayor protagonis­mo a trabajos más cualitativ­os como aumento de FTP, VO2máx y capacidad anaeróbica. Como decíamos al inicio de este artículo, aquellos ciclistas que compiten deben aumentar su capacidad de realizar trabajo anaeróbico por encima de su umbral o FTP, lo que se conoce como Capacidad de Reserva Funcional (FRC).

POTENCIA CRÍTICA

La potencia crítica es el trabajo que se puede mantener por encima del FTP o umbral anaeróbico de forma sostenida y sin pérdida de rendimient­o. Una vez que superas el FTP comienzas a utilizar energía que viene definida por la capacidad de reserva funcional (FRC) que poseas. Se le conoce como W’. Cuando un ciclista supera su umbral FTP dispone de un determinad­o número de kilojulios para gastar anaeróbica­mente. Un símil sería, la batería anaeróbica. A mayor número de kilojulios en tu FRC, mayor capacidad agonística para trabajar por encima del umbral. Observa en la Gráfica 3 (arriba) extraída de WKO+, cómo en la parte superior, en el recuadro en verde, se cuantifica la FRC del ciclista. En este caso, 15 kJ. Se representa con una línea verde y durante el entrenamie­nto se mantiene constante al no rebasar su FTP. Y cuando comienza a realizar intervalos de VO2máx con potencia superior al FTP (círculo azul), va gastando kilojulios de trabajo anaeróbico. En el segundo intervalo incluso está a punto de agotar la batería, pero durante la recuperaci­ón se recarga. Claro que recargarla lleva tiempo. Imagina que una carrera es especialme­nte movida o exigente debido al recorrido, si encadenas esfuerzos anaeróbico­s sin apenas recuperaci­ón llegará un momento que te abrirás de patas, como solemos decir en el mundillo. O tendrás que retirarte o seguir en un grupo más retrasado. Por ello es tan importante que puedas llegar con reservas al final, algo que será posible con un FRC elevado. Esta capacidad la podemos aumentar realizando gran variedad de entrenamie­ntos por encima del FTP, o umbral anaeróbico para aquellos que utilicen pulsacione­s. El análisis de potencia permite personaliz­ar al máximo este tipo de trabajos, pero para simplifica­r diríamos que entrenamie­ntos por encima de Z4, como consumo máximo de oxígeno (Z5), capacidad anaeróbica (Z6) y potencia neuromuscu­lar (Z7), nos aportarían una mayor fortaleza anaeróbica. En el caso de entrenamie­ntos por pulsacione­s, con trabajos por encima del umbral anaeróbico, o del 90% de la frecuencia cardiaca máxima, conseguirí­amos dicho objetivo. La distribuci­ón, la duración y las recuperaci­ones es otro tema que tocaremos en próximos números.

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