LOOK 785 HUEZ RS
13,1 km de longitud, 1.073 m de desnivel, 8,2% de pendiente media, máxima de 11,5% y 21 curvas de herradura. Así es el Alpe d'Huez, el puerto alpino -incluido en 29 ediciones del Tour de Francia- que cede el nombre al modelo más escalador de Look.
La legendaria marca francesa rinde tributo al puerto de las 21 curvas.
Para buscar los orígenes de la marca francesa debemos pasar obligatoriamente por la popularización de sus pedales automáticos para bicicletas de carretera -inspirados en las fijaciones de esquí-, que puso
fin a la era de los rastrales con correas y que actualmente dominan el mercado con los Kéo. También coparon todos los pódiums de los '80 y '90 con sus cuadros de tubería de carbono unidos
con racores -la mítica serie KG- y monocasco -como los utilizados por el equipo ONCE-, tecnología en la que fueron pioneros mientras otros fabricantes seguían utilizando acero o aluminio. Pero Look no vive del pasado, han evolucionado aportando soluciones tecnológicas como el actual conjunto de bielas y pedalier ZED, la potencia regulable Aerostem o la tija integrada E-Post, todas ellas incluidas en sus series 695 y 795. En el Huez, Look se ha centrado en el cuadro y la horquilla con el objetivo de reducir su peso al máximo manteniendo la rigidez y sin
comprometer la comodidad, dejando a un lado la aerodinámica y los alardes estéticos. Con sólo un vistazo puede parecer que estamos ante un modelo con varios años a sus espaldas debido a la simpleza y escaso diámetro de los perfiles de los tubos, cuando actualmente son los diseños musculosos y aero los que acaparan toda la atención. En su construcción se han empleado cinco tipos de carbono con siete especificaciones diferentes y diez capas por tubo, repartidas en las 260 piezas que forman el cuadro y las 90 de la horquilla. El peso logrado deja el cuadro en sólo
750 gramos y la horquilla en 280, cifras que aunque no baten ningún récord, sí podemos calificarlas como ultraligeras. Destacar que Look dispone de una versión más económica -310 g más pesada pero estéticamente idéntica- para quienes no puedan acceder a la gama superior RS. El modelo probado, el primero tras el tope de gama, equipa un grupo completo Shimano Dura-Ace mecánico, del que poco más se puede decir de quien ha conseguido el máximo nivel de suavidad y precisión -sólo superado por la versión Di2-, aunque nos gustaría que el desviador delantero fuese más fácil de poner a punto. Las ruedas, unas Corima 47 S1 con llanta de carbono, cumplen en el apartado estético y gestionando el viento lateral, pero fallan en el de la frenada y -como veremos más adelante- el peso. Para tratar de resolver el primer inconveniente cambiamos las zapatas Corima originales por unas SwissStop, una de las opciones más utilizadas en aros de carbono, que logró mejorar ostensiblemente la potencia pero debido a la superficie de la pista de frenado de la llanta no pudimos modularla correctamente, reduciendo la velocidad sin consistencia. Un problema a revisar. En cuanto a los componentes, la tija de sillín Look de carbono nos
» “Una ligera escaladora que se defiende en todos los terrenos”
sorprendió por su capacidad de absorción, mientras que la potencia y el manillar, ambos de aluminio de gama media, dejan bastante que desear en cuanto a comodidad -agravada por la fina cinta de manillar- y ligereza. El sillín, un Selle Italia SLR, es cómodo, aunque las varillas son de metal.
¿ES ESCALADORA O NO?
El test incluyó unos días de vacaciones en las provincias de León y Asturias, durante los que alternamos eternos llanos y rectas entre campos de labranza y largos puertos que incluyen porcentajes con más de dos dígitos. A pesar de un diseño con el foco puesto en subir desniveles lo más rápido posible, gracias a su geometría la Huez también se defiende perfectamente bajando puertos, llaneando o rodando en grupo, aunque no contaremos con las ventajas aerodinámicas de los modelos
aero. La rigidez en la caja de pedalier la podemos calificar de muy alta y un punto por debajo en la dirección, mientras que la comodidad es bastante mejor de la esperada en cuadros de la categoría ultralight gracias a sus finos tirantes, tija de sillín y, obviamente, al carbono empleado y a su disposición en el bastidor. Las carreteras secundarias con asfalto en mal estado no nos supusieron un problema, absorbiendo los baches casi al nivel de una gran fondo. Llegamos al punto más esperado de este contacto: el peso. Según nuestras mediciones el conjunto pesa 7,081 kilos sin pedales, una cifra bastante buena pero que puede ser reducida con facilidad. ¿Estamos hablando de cambiar componentes a una bici de 7.000 euros recién estrenada? Sí, así es. Sustituyendo el manillar y el sillín por otros de carbono -a la vez más cómodos-, la potencia por un modelo más ligero y las cubiertas por unas con aro de kevlar -las Continental Ultra Sport que equipa de serie pesan 325 gramos cada una-, podemos dejarla muy por debajo de 7 kilos, pero si queremos situarla en el límite UCI de 6,8 kg en orden de marcha -con pedales, portabidones y soporte de ciclocomputadordebemos elegir la opción de montaje con ruedas Mavic Ksyrium Elite, 200 gramos más ligeras que las Corima -casi 1,7 kg la pareja, sin cierres- y que reducen en 1.000 € la factura final. Eso sí, la estética de la bicicleta cambiará radicalmente. Ya nadie duda de las ventajas de una bicicleta ligera a la hora de subir puertos, pero si una vez superados no cumple en otros terrenos, perderemos todo lo ganado. No es el caso de la 785 Huez, una multiusos que se defiende sin complejos en todos los escenarios con el valor añadido de un peso por debajo de lo habitual.