Neila, punto de partida
Colombia no se agota. Su excitación en torno al deporte de la bicicleta se traduce en miles de aspirantes a ciclista, una cantidad que alumbra calidad, un talento que bien cuidado llega a las más altas cotas. En ocasiones, la primera de esas cotas es las Lagunas de Neila. Fue en febrero de 2016 que Iván Sosa (1997, Pasca) tomó un avión desde Bogotá en dirección a Italia. Venía de destacarse en la Vuelta del Porvenir, la mejor ronda juvenil de su país, ganando la etapa reina con un ataque en solitario instigado por su director Fabio Chingaté, una de las personas que hace el ciclismo en Colombia. Fue gracias a esta exhibición que empezaron a surgir otros padres deportivos: Andrea Bianco, técnico de MTB de la federación colombiana que le puso en contacto con Paolo Alberati, representante de ciclistas que le colocó en una escuadra sub23 italiana, la GS Maltinti, con la cual ganó una prueba de un día en los Pequeños Dolomitas que llamó la atención de Gianni Savio, director del equipo Androni-Sidermec que le ha cultivado estas dos temporadas antes de dar el salto al World Tour con Luca Guercilena, mánager de Trek-Segafredo... Y así, paso a paso, de mano en mano, sucede. Así llega Iván Sosa a la salida de la Vuelta a Burgos con unas credenciales espectaculares para un ciclista que, 20 años, apenas está en su tercera temporada sub23. Entre sus honores, haber liderado el Tour de los Alpes por delante de Thibaut Pinot y Chris Froome tras dos etapas de montaña. En su hoja de resultados, tres vueltas ganadas tras aplastar en sus respectivos finales en alto: dos, el Sibiu Tour y el Tour de Bihor, se las apuntó en los Cárpatos rumanos frente a rivales de poca entidad; otra, la Adriatica Ionica Race, la consiguió en el Passo Giau rindiendo a Giulio Ciccone -otro que saltará al World Tour la próxima