El lobo
Aunque sonriera en el podio, Jon Aberasturi (1989, Vitoria) no estaba contento cuando recibió el maillot morado de líder de la Vuelta a Burgos en la meta de Castrojeriz. "El liderato es un premio, pero lo que quería era ganar la etapa -lamentaba-. Tenía piernas para conseguir la victoria, pero este era un sprint muy rápido en el cual la colocación era lo esencial". La segunda posición firmada significa su decimotercer top5 de la temporada para sólo una victoria, lograda en la etapa inicial de la Vuelta a Aragón. "Me gustaría haber alzado los brazos dos o tres veces más, pero cada año es un mundo", concede. El sprinter de Euskadi-Murias regresó en 2018 al pelotón europeo después de tres años lejos de su órbita. Tras debutar en profesionales con el Orbea Continental en 2010 y conocer el World Tour con Euskaltel, el descenso a amateur de la Fundación Euskadi en el invierno de 2014 le abocó al paro. "Le vi las orejas al lobo. Llegué a correr la Vuelta a México en busca de una victoria que me reivindicara, pero no la conseguí. Pasé toda la temporada entrenando como un profesional sin serlo". Gracias a ello, creció. "Gané en madurez. He mejorado física y mentalmente, ahora me tomo el ciclismo más en serio". La oportunidad de demostrarlo llegó con el conjunto japonés Team Ukyo, en el que coincidió con otros expatriados como Óscar Pujol, Benjamín Prades o Salva Guardiola. Sumó 16 victorias en dos años: algunas en carreras locales niponas, la mayoría en pruebas UCI por todo Asia. Gracias a esta consistencia ganadora se hizo merecedor de un hueco en el proyecto de Jon Odriozola, con el cual debutará en la Vuelta a España. "La primera semana puede que me cueste un poco, pero espero asimilar bien los días de competición y disputar sprints con los mejores en la segunda".