Pujol cuelga la bici
Toda una vida dándole a los pedales que se acaba. Óscar Pujol pondrá en unos meses fin a una carrera profesional que comenzó en 2008 en el equipo Burgos-BH y le llevó a vestir el maillot del Cervélo de Carlos Sastre y después el del Omega Pharma-Lotto. Desde entonces, Pujol, de 34 años, se vio obligado a exiliarse ante la falta de oportunidades con el sueño de volver algún día a Europa. Tras la tira de años peleando, de correr en Irán, Taipei, Abu Dhabi y finalmente en Japón, ha dicho basta. La Clásica de Ordizia y el Circuito de Getxo fueron sus últimas competiciones en Europa. Sólo le quedan la Japan Cup y el Taiwan KOM para colgar la bicicleta. "Me da pena porque la ilusión por esto nunca me ha faltado, pero los últimos años he contado con muy poco calendario y este año aún menos". Ese ha sido el detonante para tomar la decisión definitiva. Unos problemas con el material lo iniciaron. "Siempre he corrido con plato ovalado, pero en 2018 el equipo no me lo permitía porque tenían otro patrocinador". El nefasto resultado fue que a cada carrera que iba no podía soportar los fuertes dolores de rodilla que le produjo el cambio de platos. "Lo máximo que podía hacer eran dos horas. Me ha matado la alegría de competir". De hecho, en Ordizia se presentó sin haber corrido desde la Vuelta a Aragón, en el pasado mes de mayo. "Y lo noté -se lamenta-. Me sacaron de punto muy pronto, aunque el cariño del público me hizo dar más de mí; es lo mejor que me llevo". Ha mantenido la motivación gracias "a salir a rodar con los amigos y hacer marchas", pero tenía que tomar la decisión y no le ha costado. En parte gracias a la oferta que le llegó de GCN y el canal que acaban de abrir en España del que Óscar se ha convertido en presentador. "Seguiré vinculado al ciclismo. Aunque me dé envidia ver las carreras desde fuera, puedo matar el gusanillo estando cerca". Además, asegura que continuará corriendo en mountain bike y ciclocross. "El ciclismo no es sólo competición y yo siempre voy a sentirme ciclista".