"Me siento raro"

"¿Que cómo me siento? Pues raro". Así es como se queda uno al conseguir su primera victoria en la élite. Así se expresaba Alex Aranburu, que era una de las bazas del Caja Rural-Seguros RGA en Getxo y el equipo se volcó con él. Pero incluso así, al guipuzcoano le costaba creérselo. "Me he encontrado mejor de lo que esperaba". Cuando levantó la cabeza tras lanzar el sprint en los últimos 100 metros y ver que nadie lograba superarle, sus ojos azul claro se colmaron de felicidad. "Sabía que en un final así tenía opciones, pero pensé que sería muy difícil ganar". Palabras mayores. Aranburu ya está bautizado. Lo hizo en una de las carreras más vistosas de nuestro calendario, la única que es un circuito urbano, delante de su gente y su afición y bajo el sirimiri, la fina lluvia vasca que cayó durante casi toda la prueba. "Este triunfo me da mucha moral para el tramo final de la temporada". Y para seguir trabajando sueños. Cada vez que Alex vuelve de entrenar a casa, a Ezkio, tiene una rampa mortífera de dos kilómetros. Casi igual que la de Txomintxu. Ahí se exprime con el plato pequeño. Y sueña. Ha habido años que le ha costado jadeos llegar hasta su hogar. Cuando de crío se pasó un verano trabajando en el bar de su tía, por ejemplo. "El comedor estaba arriba y la cocina abajo, así que en cada servicio tenía que subir y bajar veinte escalones". Y al colgar el delantal a media tarde se subía a la bicicleta. A entrenar. "Si hacía más de cuatro horas, volvía a casa cuando ya había oscurecido", cuando trepaba por los últimos dos kilómetros sobre una pared vertical. En Getxo no se le hizo de noche. Lanzó él mismo el sprint y nadie le hizo sombra. Ya tiene su primera victoria como profesional. Su talento pide muchas más.