Por un futuro sin diabetes
Jorge Rodríguez es un inspector de telecomunicaciones de Vilanova i la Geltrú y un gran aficionado al ciclismo. De hecho, empezó a montar en bici a los diez años y ha competido durante buena parte de su vida, desde cadete a sub23 y posteriormente en la categoría máster. Ahora tiene 38 años y un hijo de siete al que hace dos le diagnosticaron diabetes tipo 1. "A raíz de convivir con la enfermedad me he ido implicando más. Pertenezco a la Fundación DiabetesCero, que arrancó hace cuatro años en Sevilla constituida por padres como yo y se dedica a recaudar fondos para investigar una cura de esta enfermedad", explica durante su charla con esta revista. A Jorge se le ocurrió una idea para colaborar con la causa. "Decidí realizar un reto para recaudar fondos a través de la red migranodearena.org donde abrí un crowdfunding y me puse en contacto con eurodiputados del Parlamento Europeo. Les gustó la iniciativa y organizaron una mesa redonda para hablar sobre el tema e iniciar una investigación". El desafío se centró en realizar un viaje en bicicleta de once días con el objetivo de llegar a Bruselas y entregar una carta en el Parlamento Europeo. "En ella exponíamos la situación de mi hijo y los demás niños diabéticos, que se tienen que pinchar insulina hasta cinco veces al día. El presupuesto para investigar una cura es nulo en España. Por lo que nos detallaron los eurodiputados, las ayudas en el Parlamento Europeo son para proyectos paliativos y desarrollar aparatos que mejoran la vida del enfermo, pero no para investigar la cura y cortar el problema de raíz, que es lo que nosotros solicitamos". Acompañado por Xabier Almela, un compañero de grupeta que se ofreció a hacer el viaje entero junto a él, partieron de Vilanova i la Geltrú el 9 de junio y diez días después, el 19, llegaban a Bruselas, a tiempo para la entrega de la carta y la celebración de la mesa redonda que tuvo lugar al día siguiente. "Era la primera vez que hacía un viaje con alforjas de tantas jornadas seguidas. Se me hizo bastante más duro que cuando competía y mucho más mental que físicamente. Una experiencia bonita que no terminé de saborear ni de disfrutar del todo porque estaba obsesionado con el tema de llegar a tiempo. Lo conseguimos y entregamos la carta. Sólo nos queda esperar a ver qué pasa y si los eurodiputados con los que hemos hecho esto logran convencer al resto para que voten a favor y se pueda aprobar la moción. En el mejor de los casos es algo que tardará años. Con el crowdfunding recaudamos 2.500 euros. Plantear este reto ha sido muy positivo, pero queda mucho trabajo por delante. Ahora toca descansar, reflexionar y a ver por dónde continuamos la lucha".