IV Clásica Otero
La marcha para bicicletas y ciclistas vintage más esperada de la zona centro volvió a celebrarse repartida entre los dos días del fin de semana del 15 y 16 de septiembre. El sábado la cita repitió salida y llegada en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), junto al Real Monasterio que lleva su nombre, para completar uno de los dos recorridos a escoger por la zona oeste de la Comunidad de Madrid: La Marcha -de 62,5 kilómetros- y La Épica -con 65,2 km y la ascensión al puerto de la Cruz Verde-. El avituallamiento en la acogedora población de Navalagamella volvió a ser una fiesta para los 150 participantes -incluyendo a los ex ciclistas profesionales Ángel Arroyo y Julián Gorospe-, quienes dieron cuenta de la fabada, garbanzos, torreznos, fiambres, vermut y otras viandas que recordaron a quienes eligieron la ruta con la ascensión al puerto que no debemos recargar el depósito con exceso de calorías. El domingo, en plena Puerta del Sol y con la compañía de un feliz homenajeado Federico Martín Bahamontes, el Águila de Toledo, ganador de un Tour de Francia, los casi 300 ciclistas -que en esta ocasión también podían utilizar una bicicleta moderna además de las clásicas- pedalearon 35 kilómetros sin tráfico motorizado por las calles de la capital madrileña, incluyendo el Circuito Enrique Otero de la Casa de Campo y, como despedida, el tramo final en pleno paseo de la Castellana, donde unas horas más tarde se disputaría la última etapa de la Vuelta a España. Un lujo que encandiló a los asistentes y que incluyó la entrega de la Insignia Olímpica del Comité Olímpico Español a la familia Otero, como reconocimiento por su labor en favor del ciclismo. Enhorabuena.
Desde El Escorial y Madrid José V. Gisbert