Ciclismo a Fondo

GIRO DE LOMBARDÍA

Thibaut Pinot se alzó con su primer monumento, la Clásica de las hojas muertas, al responder, grandioso, al ataque de Nibali en el Muro de Sormano y hundirlo en el Civiglio. El joven Teuns completó el podio y Valverde, 11ë, acusó el cansancio.

- Desde Como (Italia) Ainara Hernando Fotos Bettini Photo

Pinot le devolvió la moneda a Nibali.

Mirando el imponente rutómetro de Il Lombardia, mientras se desayuna un delicioso capuccino acompañado de un `brioche al cioccolato' en una bonita cafetería del Largo Porta Nuova de Bérgamo, a escasos cien metros del control de firmas, pasando las páginas para ojear el recorrido, es fácil morir de pena pensando en lo desaprovec­hado, por lejano que está colocado, que parece el Muro di Sormano, la joya redescubie­rta para el último monumento de la temporada con sus rampas verticales imposibles. Lástima, se puede pensar. 50 kilómetros a meta en este ciclismo moderno suponen que se subirá al tran-tran, al ritmo de un equipo que marque el paso dejando vida a una fuga anónima, de esas que calman a los posibles valientes y suicidas que piensen, locos, en algún tipo de exhibición, cada vez más caras de ver. Benditos esos locos, sacados parecen del ciclismo antiguo como este muro y sus paredes al 27%. Benditos esos chalados, ciclistas de antes, con otra piel, escasos en un deporte tan controlado y aburrido, pues de ellos será el reino de los cielos y las mayores de las glorias. Corredores como Vincenzo Nibali, hambriento y rabioso, impaciente el del Bahrain-Merida por volver a sentirse ciclista, a cazar victorias, que se lanza allí, casi donde muere la cima del Sormano, 1.124 metros alcanzados en

menos de dos kilómetros, a 50 km del final. Trepa Nibali en busca de Primoz Roglic, que poco antes ha montado su ofensiva a lomos de sus chicos del LottoNL-Jumbo, otro valiente loco. Y a por ellos va un tercero. Lunático y majestuoso. Es Thibaut Pinot, corredor de esos geniales, cada vez más completo, con ese aire de ciclismo vintage y esa cara de despiste que tiene. ¿Dónde vamos?, se pregunta Nibali. Si aún queda una cincuenten­a de carrera por delante. El Civiglio, el nuevo Monte Olimpino. Todo por escribir. Pero cuando se gira, Nibali ve el ansia y la determinac­ión de Pinot y no tiene dudas: ª Es el movimiento buenoº , se dice para sí mismo. A él se amarra. Al ciclista despistado y sensaciona­l que es Thibaut Pinot. Ya nadie será capaz de reescribir una historia que parece reservada para los grandes.

EL CANSANCIO

En la salida de Il Lombardia, las caras son un poema. El cansancio está escrito en cada rostro de los ciclistas, que se arrastran como pueden hasta la salida. La temporada, larga hasta la extenuació­n, pesa. Agotadora. Entre esos semblantes está sin duda el de Alejandro Valverde, aunque lo disimula con su sonrisa eterna y perenne. Así todo es más fácil. Y si es con un maillot arcoíris, la bici, el casco y las gafas a juego, el brillo es aún más especial. Pero ni con esas. El murciano, consumido, ya no puede más. Necesita el descanso y las vacaciones que tanto se ha merecido. Así se sienten ya casi todos. Por eso el pelotón permite una fuga de aventurero­s sin excesivo caché. Ballerini, Orsini, Tonelli, Sénéchal, Bonnamour, Restrepo, Storer y Marcato. Movistar Team y Groupama-FDJ ponen a sus hombres a tirar para controlar, más que el tiempo de ventaja, la paz dentro del pelotón. Así hasta el Muro de Sormano, donde LottoNL-Jumbo toma la cabeza y abre gas. Y entonces empiezan las explosione­s. Pronto, Valverde se queda solo, igual que Bardet, quien además se va al suelo en la cima tras enganchars­e con un espectador que hacía fotos. También sufre el canadiense Woods. El exigente Mundial de Innsbruck aún duele en las piernas. Eso lo sabe Roglic, recuperado de los rasguños de aquella caída que no lo tumbó. De saltos y accidentes, el esloveno sabe un rato. Así que de un brinco, se larga en las últimas rampas del Sormano. Nibali, juguetón, entra en la partida y Pinot se une a la fiesta. ª ¡Bingo!, he pensadoº , cuenta después el francés. ª Era la acción que esperaba que sucediese, para mí el máximoº. Y no quiere perdérselo. Su gran día. Quedan cincuenta kilómetros y se contarán entre los más bellos de toda la temporada.

LA INTUICIÓN

Entre el descenso y la aproximaci­ón al Civiglio, Egan Bernal se engancha a la cabeza de carrera. Ya son cuatro. ª Era un buen grupoº , pensó Pinot. Y hacen camino. Valverde, casi eliminado, viaja a 40 segundos en un grupo que se entiende entre poco y nada. La victoria está por delante. El estreno del arcoíris tendrá que esperar unos meses. En el Civiglio, el del Movistar Team sufre y termina por explotar. No hay nadie de su equipo que lo asista. El cansancio. Nadie a estas alturas puede ya con las piernas. Cuando aparece por el parking de autobuses en Como, Marc Soler se acerca sin bajarse de la bicicleta directamen­te donde Eusebio Unzué, que charla tranquilam­ente con Fausto Pinarello. Avergonzad­o. Cabeza gacha. ª Ya lo sientoº , le susurra el catalán. El mánager navarro le palmea. ª Tranquiloº. Es en el Civiglio también donde Pinot empieza a intuir que algo no va bien en las piernas de Nibali. Con Roglic y Bernal fundidos, es la pieza que le falta por cobrarse. En los cuatro kilómetros de ascensión, el francés ataca en varias ocasiones. Todas las veces que el italiano logra alcanzarlo hace lo mismo. Se pone a su lado. ª Y normalment­e -razona Pinot-, cuando uno recupera se pone a rueda. Así que he pensado que quizá se estaba viniendo abajo. Me miraba continuame­nte y me parecía extrañoº. Así que, a quince kilómetros del final, el líder del Groupama-FDJ pone a prueba su sexto sentido. Y sí, Nibali, hundido, no puede seguirlo. Y Pinot, como revancha de lo sucedido el año pasado en este mismo escenario, se marcha. ª He entendido entonces que mi intuición era buenaº. A partir de ahí, el paseo a la gloria para un ciclista descomunal. Thibaut se gusta bajando. El chico que no hace mucho tiempo temblaba en cada cuesta abajo regala una última exhibición descendien­do el Civiglio. Pedalea casi deshidrata­do. Por eso aprovecha la cámara para hacer un gesto que parece un OK, voy a ganar, pero no. ª Estaba diciéndole a uno de mis masajistas que había pedido un bidón, pero el que me dieron no era de aguaº. Después otro más, protestánd­ole al helicópter­o que ª planeaba demasiado bajoº. Le estaba impidiendo a él alzar el vuelo.

VALE POR UNA VIDA

Ya nadie va a cortarle las alas. Ni siquiera un extraordin­ario Nibali que, cazado por el grupo perseguido­r en el Olimpino, donde Dan Martin se está dejando la piel en la persecució­n, remonta y vuelve a marcharse. No se conforma ni con ese segundo puesto que le permite renacer tras el verano más difícil de su vida. El de la caída en Alpe d'Huez, la retirada y la vértebra rota. El de la pérdida de su abuelo. ª Para él tenía preparada mi dedicatori­aº. Y para Rachele, su mujer, con la que este 13 de octubre de Il Lombardia cumplía seis años casado. No pudo brindársel­a. El ciclista más espectacul­ar del pelotón cayó entre las garras de otro devorador, otro que cada vez tiene más aire de ciclista grandioso, de los de antes. ª Esta victoria vale toda una vida en biciº , concede Pinot, que si le dicen de elegir ganar una carrera en toda su vida, elige esta. Ahora que la tiene no se conforma y quiere más. Es su lema y tatuado sobre la piel lo lleva. En italiano: `Solo la vittoria è bella', tiene escrito en su brazo derecho. ª Me sirve para recordarme que quizá, en el momento que haces segundo o tercero, estás contento porque puedes decir que has corrido bien y lo has dado todo, pero a mí no me vale. Porque lo único que queda es la victoria. Es lo que tiene valor, lo más belloº. Y a él le faltan todavía unas cuantas por colecciona­r.

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 ??  ?? 1 Sin mediastint­as. Roglic no entiende de reservarse y lanzó la carrera con una ofensiva casi suicida en el Muro di Sormano.
1 Sin mediastint­as. Roglic no entiende de reservarse y lanzó la carrera con una ofensiva casi suicida en el Muro di Sormano.
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2 De vuelta. Sin llegar a estar en plenitud, Egan Bernal se ha esforzado para ser de nuevo competitiv­o y en Lombardía lo demostró.

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