¿Modifica el tipo de zapatillas la altura del sillín?
La altura del sillín es una de las medidas básicas de una bicicleta. Que el ángulo de ataque al pedal desde el sillín sea correcto hará que la transmisión de fuerza resulte eficiente y, a su vez, no lesiva. Hay varios elementos que alteran esa medida sin tocar ningún tornillo para subir o bajar la tija del sillín. Uno de ellos son las calas, de las que en un artículo anterior ya explicamos cómo modifican la distancia, y otro son las zapatillas, que también lo hacen.
Cada zapatilla que encontramos a nuestra disposición en el mercado cuenta con un grosor distinto de suela. Normalmente nos solemos iniciar en este deporte con calzado que lleva el piso de plástico, de bastante más grosor que el habitual de carbono. Si cambiamos a una zapatilla con suela de carbono, con menor grosor, obtendremos como resultado que la distancia al sillín ha aumentado. Por tanto, si no modificamos la altura llevaremos el sillín demasiado alto.
GROSOR Y CALAS
Pero entre las diferentes zapatillas del mercado con suela de carbono también existen sustanciales diferencias de grosor. Para su corrección, lo apropiado es subir o bajar el sillín tantos milímetros como haya de diferencia de grosor entre la vieja zapatilla con la que realizamos el ajuste y la nueva. Otra consideración a tener muy en cuenta es la colocación de la cala en la nueva zapatilla, que no será necesariamente igual que en la anterior. Los agujeros de apriete no tienen por qué estar exactamente en el mismo punto, incluso siendo de idéntico número, así que ese elemento nos obligará también a atender a este factor a la hora de subir o bajar el sillín. Medir esa diferencia de grosor en las zapatillas no supone una tarea fácil para el usuario medio, ya que exige una pinza de precisión. Podemos pedir a un profesional que nos haga una medición o, mucho más eficaz, que un técnico biomecánico nos prepare otro ajuste y compruebe que la extensión de la rodilla con la nueva zapatilla se lleva a cabo con el ángulo apropiado.