Un hombre y tres equipos

Su dilatada carrera ha estado marcada por sólo tres maillots. Hombre fiel. Su salto a profesionales con el Euskaltel-Euskadi se produjo en 2004. "Fue todo muy rápido", recuerda. Tras correr el Tour del Porvenir "ya veía opciones de pasar". Desde muy pronto se confirmó como una de las grandes esperanzas del ciclismo vasco y lo refrendó dos años después con su triunfo en Calar Alto, inicio de su idilio con la Vuelta a España. Con el paso de los años, Igor Antón se convirtió en el estandarte del Euskaltel-Euskadi, "el equipo de mi vida", asegura, hasta que echó el cierre en 2013 y lo fichó Movistar Team, donde no llegó a encontrarse cómodo. "Me costó ubicarme porque era un equipo con las cosas muy claras y encontrar un hueco no es fácil, pero el ambiente fue buenísimo y no tengo ninguna queja. Eusebio me dio una gran oportunidad; yo no quería ir a cualquier escuadra y era un equipazo". No encontró su sitio, pero se llevó dos grandes momentos: "Ganar con Nairo el Giro, que aún tengo el maillot que me regaló, y la Clásica de San Sebastián con Valverde, donde pude aportar mi ayuda. Eso se queda grabado. Pero no fue el mejor equipo para mí, quizás por mi forma de ser". Tras dos años en el conjunto telefónico, en 2016 puso rumbo al Dimension Data, donde el ciclismo le ha regalado una de las más grandes experiencias, señala, que ha sentido. "Estar en Sudáfrica con niños, regalándoles bicis y viendo sus caras de felicidad era emocionante. Además he conocido a compañeros de todas partes del mundo y eso me ha dado que pensar, de lo fácil que parece que lo he tenido yo, aunque también he luchado mucho". En cualquier caso, no duda en afirmar que "no cambiaría nada de mi carrera".