JORGE CUBERO
Este ingeniero a pedales, que aparcó en su día el ciclismo para centrarse en los estudios, ha completado su primera grande, La Vuelta, con el maillot del Burgos BH, logrando dos premios de combatividad.
Cerramos con un ingeniero a pedales.
SOY CICLISTA Y ESTUDIANTE. Tengo el título de ingeniero de caminos. Cuando me matriculé en la universidad era mi primer año de sub23, con el AndalucíaCajaGranada. Me fui a Madrid porque la carrera que quería estudiar no estaba en Córdoba y era un follón. Vi que suspendía muchas asignaturas ¡y encima en las carreras me quedaba! Así que decidí colgar la bicicleta. Estaba en una residencia universitaria compartiendo piso con otros estudiantes, yo con mi bici. Nada más llegar hubo una epidemia de paperas y no pude ir a la concentración del equipo por miedo a contagiar al resto de corredores. A veces salía a entrenar cuando mis compañeros volvían de fiesta, así que tomé la decisión de centrarme en los estudios durante dos años.
EL REGRESO ME COSTÓ. Con dos años de carrera hechos volví al ciclismo de la mano del equipo Bicicletas Rodríguez. Era mi último año como sub23. Me costó, sobre todo los primeros meses. Nunca dejé de entrenar, siempre con la mente puesta en ser ciclista, pero hasta final de la temporada no noté que me había adaptado. La carrera la acabé siendo ciclista profesional. Cuando fiché por Burgos BH aún me quedaban tres asignaturas. Se pueden compaginar ambas cosas, aunque es difícil. Todo es cuestión de organizarte bien.
TENGO QUE MADRUGAR PARA
ENTRENAR. Prefiero el calor al frío porque estoy más acostumbrado, pero en verano tengo que madrugar para entrenar o irme en altura a Sierra Nevada. Esos meses me levanto a las siete y media para salir a entrenar entre las ocho y las ocho y media y hacer cuatro horas. Lo malo es que el día se hace muy largo porque a las once ya estoy de vuelta en casa.
ME GUSTARÍA TRABAJAR CON ALGUNA MARCA EN EL FUTURO.
Me voy a trasladar a Madrid un tiempo
porque voy a terminar un máster en gestión ambiental que empecé en mi primer año como profesional. Cuando cuelgue la bicicleta me apetecería dedicarme a algo relacionado con el diseño industrial enfocado al ciclismo, trabajando para alguna marca, en el diseño de cuadros de bicis o algo así, y seguir ligado a este mundo.
EN MI CASA NO HABÍA
ANTECEDENTES CICLISTAS. Escogí la bicicleta por diversión. Al principio salía porque me encantaba irme con mis amigos a dar pedales, pero no tengo familiares ciclistas ni tampoco en mi casa lo seguían. En Córdoba hay menos afición al ciclismo que en el norte de España. Mi padre se ha animado gracias a mí. Empecé apuntándome a la Peña Ciclista de Córdoba y al equipo Reansa -el segundo año de cadete- y de ahí pasé al CajaMar Almería, donde coincidí con Carlos Verona. De pequeño mis padres me llevaban a todas las carreras, pero siempre me advirtieron que no descuidase los estudios porque nunca se sabía lo que podía pasar. Agradezco que me lo repitiesen tanto.
MI SUEÑO. Es vivir del ciclismo y que sea mi trabajo el mayor tiempo posible. Me encanta este estilo de vida y me gustaría hacerme un hueco en el campo profesional. Si después gano en cualquier carrera será muy bonito, pero, siendo realista, lo que de verdad quiero es vivir de la bicicleta todo lo que pueda.
LA VUELTA FUE COMO LA MILI.
2018 ha sido mi tercer año como profesional y he corrido mi primera grande. Le tenía mucho respeto, al inicio todos los novatos del equipo estábamos muy nerviosos. Fue muy especial ser el primer corredor en salir en la crono inaugural de Málaga. Recuerdo que compartía habitación con Óscar Cabedo y decíamos que estábamos en la mili. Cada día que pasaba quitábamos una hoja al libro de ruta y poco a poco fuimos viendo el final del túnel. Estuve en dos escapadas, la de San Javier y la de Almadén, que pasaba por la provincia de Córdoba, y fue muy emotivo ir en fuga en mi tierra con todo el público. Los dos días gané la combatividad.
UNA GRANDE TE DESCUBRE CÓMO
ERES. Ha sido una gran experiencia porque pensaba que iba a ir de más a menos y me sorprendió que en la última semana estuve mejor de lo que esperaba. Al inicio temía los 21 días seguidos, pero La Vuelta me enseñó que es más psicológico. He aprendido a sufrir cada día y a saber que, aunque tengas cansancio físico acumulado, el cuerpo te da la vuelta y si te levantas mal, acaba por responder. Me ha dado un punto de confianza
y madurez muy grande.
TODOTERRENO. Soy un hombre de equipo que me defiendo más o menos bien en todos los terrenos. En llano y, cuando estoy bien, paso la montaña decentemente. Con todo eso, a la próxima temporada le pido elevar mi nivel, subir un puntito para hacer algún buen puesto o, por qué no, ganar una carrera. Quiero continuar progresando e intentar mejorar la temporada 2018.