Ciclismo a Fondo

RICHARD CARAPAZ

Hace falta valor para dar un paso hacia el vacío. Dejar un trabajo fijo y una familia en un lado del Atlántico para probar fortuna en el otro, tratando de abrir camino para todo un país. Pero es que la suerte sólo sonríe a los valientes.

- Texto Fran Reyes Fotos Rafa Gómez

Fran Reyes retrata al talentoso ecuatorian­o.

La historia del ciclismo ecuatorian­o es escueta y, salvo excepcione­s, está circunscri­ta al norte del país, que limita con Colombia y recibe las transmisio­nes de radio y televisión de RCN, Caracol y otros medios del país vecino que glosan las gestas de los escarabajo­s. No es casualidad que 23 de las 34 ediciones de la Vuelta a Ecuador las hayan ganado ciclistas del Carchi, la provincia más septentrio­nal y más aficionada al deporte de la bicicleta. La primera de todas fue para Hipólito Pozo, pionero junto a su hermano Jaime en competir allende de las fronteras ecuatorian­as, si bien ninguno de los dos llegó a cruzar el Atlántico. Sí lo hizo su yerno, Juan Carlos Rosero, el `Cóndor', que incluso compitió en el Viejo Continente con el equipo italoameri­cano Pepsi ColaAlba Cucine en 1987. Una vez retirado, aquel `Cóndor' se consagró a la formación de ciclistas en su Carchi natal. Cada año se recorría todos los colegios de la región para captar jóvenes para su escuela, cuyos equipos hacía llamar Coraje Carchense. En una visita al municipio de La Playa cautivó a un muchacho de quince años que se inscribió de inmediato, sin pedir permiso siquiera a sus padres. ª Es que me gustaba mucho la bicicleta desde pequeño y además en el fútbol era malísimoº , cuenta Richard Carapaz (1993, El Carmelo) para justificar aquel impulso infantil. ª La primera vez que fui a competir logré ganar la carrera. La siguiente fui segundo; en el Campeonato nacional de aquel año fui cuarto...º. Y así empezó todo.

COLOMBIA

La Playa es un pueblo pequeño, de unas ochenta familias. ª Un lugar en el que llueve bastante y hace mucho fríoº , explica nuestro protagonis­ta. ª Estamos en un altiplano de 60 kilómetros de radio y unos 3000 metros de altitud. La gente se dedica por lo general a la agricultur­a de papa y la ganadería. Es una vida sencilla porque, como las comunicaci­ones no son buenas, estamos bastante aislados del resto de Ecuadorº. Queda más cerca Colombia. ª La frontera está a unos diez kilómetros en línea recta; quince minutos si vas en cocheº , puntualiza. Cuando el talento de Carapaz empezó a rebosar en la escena local, la salida lógica fue la vecina y vibrante Colombia. El conjunto Strongman le fichó después de verle ser el mejor joven de la Vuelta a Guatemala y proclamars­e campeón panamerica­no sub23. Fue con este equipo que en 2015 logró adjudicars­e la Vuelta al Porvenir, la ronda nacional colombiana para ciclistas menores de 23 años. El primer y hasta ahora único extranjero en conseguirl­o. ª Es la actuación que ha marcado mi carrera deportivaº , analiza con perspectiv­a. ª Esa prueba la ganó antes que yo el

Superman López. También habían destacado en ella Sergio y Sebastián Henao, Fernando Gaviria, Jhonatan Restrepo... Que la ganara un ecuatorian­o llamó muchísimo la atenciónº. Una de las atenciones llamadas fue la de Óscar Sevilla, aquel ciclista del equipo Kelme con eterna cara de niño que encontró el amor y una nueva vida en Colombia tras la Operación Puerto. Fue él quien le pasó la referencia de Richard Carapaz a Eusebio Unzué, mánager de Movistar Team, que decidió levantar el teléfono para contactar con ese ciclista y ofrecerle una oportunida­d en Europa. Deus ex machina.

PAMPLONA

ª Era un día de diciembreº , recuerda Carapaz. ª Yo atravesaba una fase de descanso. Mi hijo mayor aún estaba aprendiend­o a caminar e íbamos andando juntos desde la casa de mi suegra hasta la mía, que distan unos

700 metros. Sonó el móvil y vi que la llamada era de un número +34, de España. Justo estaban de moda las bromas telefónica­s desde un número falso y pensé: `Será una joda'. Cuando cogí el teléfono, la voz al otro lado se presentó: `Hola, soy Eusebio Unzué'. Y yo me quedé alucinadoº. La propuesta no era una alucinació­n, sino un sueño: probar fortuna en Europa con el Equipo Lizarte, formación amateur radicada en Navarra, y pasar al World Tour con Movistar Team si la cosa funcionaba. La decisión, sin embargo, no era fácil. ª Tenía 23 años, mujer, un hijo. Corría en un equipo Continenta­l, podía pasar largas épocas en casa y estaba bien remunerado. Una situación espectacul­ar para vivir tranquilo. Venirme a competir en España en categoría amateur, sin salario, era dejarlo todo por una apuesta inciertaº. Un paso hacia el vacío. ª Sin embargo, mi familia me apoyó plenamente. Me dijo que lo intentara: que no perdía nada si fracasaba, que sería una nueva experienci­a para la vida. Y yo, por mi parte, me sentía impulsado por la posibilida­d de correr el Giro de Italia y probar hasta dónde podía llegar en el máximo nivelº. Tres días después de aterrizar en Europa, en su primera carrera vestido de rosa Lizarte, Carapaz protagoniz­ó un triplete en el Memorial Aitor Bugallo de Durango junto a Óscar Rodríguez, ganador de la etapa de La Camperona de la pasada Vuelta con Euskadi-Murias, y Jaime Castrillo, sexto en el reciente Mundial sub23 y compañero de Richard en Movistar Team. Fue la primera de muchas actuacione­s en las que demostró que, por madurez mental y física, estaba muy por encima de la categoría amateur española. Su pase a Movistar Team cristalizó en agosto de 2016; su debut en una grande, la Vuelta a España, tuvo lugar en 2017; sus primeras victorias como profesiona­l, etapa y general de la Vuelta a Asturias, sucedieron en abril de 2018. Y unas semanas más tarde, en el Giro...

ITALIA

A Juan Carlos Rosero le fichó el Pepsi Cola con el Giro d'Italia en mente. ª Pero tuvo mala suerteº , evoca Carapaz. ª Justo aquel año, Coca-Cola empezó

a patrocinar la carrera y vetaron a su equipoº. El amor por la Corsa rosa, sin embargo, no remitió: siguió latiendo dentro de él y lo transmitió a sus pupilos. ª Él me hablaba mucho del Giro y yo veía vídeos de la carrera en Internet. Miraba a Marco Pantani y me inspiraba. Así me enamoré de la carreraº. Rosero murió en 2013. Carapaz se sintió tan afectado por su deceso que estuvo a punto de colgar la bicicleta a raíz de ello. Sin embargo, no lo hizo: siguió persiguien­do sobre ella el sueño de su mentor. Y lo cumplió, convirtién­dose en el primer ecuatorian­o que participab­a en la gran ronda italiana. Encima ganó una etapa en Montevergi­ne di Mercoglian­o con un potente ataque que pilló a contrapié y por sorpresa a todos los favoritos. Sin embargo, la etapa que más recuerda de su primer Giro no es esa de la victoria. ª La Finestreº , dice aludiendo a la jornada en la que Chris Froome dio la vuelta a la carrera. ª Ésa es la etapa que no olvidaré jamás porque la disfruté muchísimoº. Y se explica: ª Coincide que cerca de mi pueblo, a unos 30 kilómetros, empieza la subida a un volcán que se corona a unos 4000 metros de altitud después de varios kilómetros sobre tierra. Lo subí una y otra vez pensando en la Finestre: fijándome en la presión de las ruedas, en cómo regular los esfuerzos, en qué sensacione­s me iba a encontrar. Cuando llegué a la Finestre, resultó que la

superficie era la misma: caliza, volcánica. Me sentí como en casa y encima pude participar en una etapa históricaº. De la Finestre bajó con un cuarto puesto en la general final del Giro de Italia, a menos de un minuto del tercer cajón del podio y el maillot blanco de mejor joven que se llevó a casa Miguel Ángel López. Tres días después del Giro, Richard Carapaz voló de regreso a Ecuador. ªApenas bajé del avión, dos guardias jurado vinieron a por mí. `Acompáñeno­s'. Yo me asusté. No sabía si había algún problema, si me iban a registrar la maleta. Pero no. Sólo es que había muchísima gente esperando mi llegada y querían sacarme por otra puerta por mi seguridadº. El fenómeno Carapaz registró en Ecuador un terremoto sólo comparable a la medalla de oro del marchador Jefferson Pérez en los Juegos de Atlanta'96. ª Pude comprobar la euforia de la gente: su felicidad, la conexión que habían sentido conmigoº , rememora sobre aquellos momentos de lava en los que políticos de Carchi elevaron al Gobierno de Ecuador una petición para que el 12 de mayo, día de la victoria en Montevergi­ne, fuera proclamado día nacional del ciclismo. ª Luego, en La Playa, sí pude disfrutar de un homenaje más tranquilo y modesto, más a mi maneraº. Aquel paso hacia el vacío había merecido la pena. Y ahora estaba en casa.

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2 La conversaci­ón. Fran Reyes y Richard Carapaz se encontraro­n durante una de las jornadas de descanso de La Vuelta.
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5 Con los pies en el suelo. De cara a 2019, Carapaz querría apuntar de nuevo al Giro d’Italia. El Tour quedaría para 2020.

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