La primera mujer transexual campeona del mundo
Rachel McKinnon ha sido la primera mujer transexual en ganar un campeonato del mundo femenino de ciclismo, en la modalidad de veteranos sprint de 35-44 años. Parece otro paso adelante en la integración de este tipo de personas y que su condición sea considerada dentro de la más absoluta normalidad. Hasta ahí todo de acuerdo, pero si analizamos lo que supone, desde mi punto de vista no crítico con el colectivo LGTB, es una injusticia para el resto de competidoras nacidas mujeres. Los límites de testosterona deben ser inferiores a una cantidad determinada -10 nanomoles por litro de sangre- y leo declaraciones de la propia campeona mundial diciendo que esa cantidad es aleatoria, que hay hombres y mujeres que de forma natural tienen volúmenes de testosterona superiores o inferiores a la media, que lo importante es poner el acento en el derecho a practicar un deporte. Esta mujer ya tenía derecho a participar anteriormente en un deporte, pero en categoría masculina. Ahora ha cambiado de sexo y tiene unos niveles de testosterona acordes a la normativa, pero su fisiología, morfología y parámetros físicos no son los de una mujer. Yo mido 1,96 m y peso 90 kilos. Si me cambiara de sexo y tuviese niveles bajos debería competir en categoría femenina dentro de mi deporte, que es el baloncesto. Pero una jugadora de mis características, con 15 o 20 años de entrenamiento como hombre y un salto y una explosividad que rara vez pueden verse en una mujer de esa estatura, dispondría de un dominio muy importante en el juego interior ante cualquier rival. Los músculos de esta mujer no son los mismos que los de sus competidoras, ni sus pulmones, perímetro torácico, etc. Debería crearse una categoría que cubriese ese derecho que demanda McKinnon, pero sin atentar contra la justicia deportiva más básica de igualdad de condiciones. Enhorabuena por sus logros y superación a esta campeona, pero lo siento por los sentimientos escondidos de sus rivales.