El chuletón de Moller

Conoció a Moller cuando vino a correr con La Brasileña. "Había pedido una excedencia en un banco danés donde trabajaba. Vi que tenía unas condiciones extraordinarias, le ofrecí un sueldo de cien mil pesetas y no dudó en venirse conmigo. Su poderío era impresionante, atacaba dónde y cuándo quería. A veces no ganaba porque no le dejábamos, nos parecía excesivo. Estaba dos escalones por encima de todos. Se instauró como tradición que cada vez que ganaba había que llevarlo a un asador de Pamplona para comer chuletón. Y me decía. ¿Quieres que gane hoy? Pues ya sabes, chuletón. El día antes del Valenciaga también me lo preguntó". El danés se mostró en su esplendor en la Vuelta a España amateur que ganó en 1995. "Salíamos de Valladolid hacia Salamanca en una etapa llana como una mesa. Kilómetro 3, Moller escapado. En cuanto cogió un minuto y pude pasar: ¿Dónde vas? Y contestó: ¿No hay que ir a Salamanca? Pues a Salamanca voy. Toda la etapa en solitario y llegó con cuatro minutos de ventaja. Hacía un calor tremendo. Por detrás, Heras, Otxoa... Un día bajé al almacén y me encontré en la puerta a Maximino con el contrato en la mano para fichar a Claus Moller".