Jotas que alegran un viaje
Asistir al paso de varias generaciones da lugar a que Azcona tenga un conocimiento de primera mano sobre los cambios que han experimentado las relaciones humanas. "Antes todo era más cercano, había mayor relación entre directores y organizadores. Teníamos nuestras disputas, pero había buen ambiente. Ahora es como mucho más serio y deshumanizado, cada equipo en su furgón. Los ciclistas lo mismo, hace años se juntaban todos. Otro aspecto muy cambiado es el de los viajes, donde cantábamos jotas navarras, que siempre me han gustado, y en el regreso se venía hablando de la carrera, los aciertos y errores, o el ataque de este o aquel. Nosotros les transmitimos que debemos ser una cuadrilla de amigos de verdad. Pese a ello, no es lo mismo. En el furgón cada uno va con sus cascos y móvil. Y en la habitación del hotel cada uno está con su ordenador. Termina la carrera y lo mismo, no les veo hablar de ella. Antes eso era impensable". Azcona se deshace en elogios hacia Juan José Alzórriz, muchos años mecánico de la formación. "Además de buen trabajador era muy bromista, con una inventiva terrible. Siempre se le ocurrían historias y tenía tal poder de convicción que la gente se las creía. En el ciclismo pasas muchos días fuera de casa y trabajar con alguien así resulta muy agradable", afirma sobre el ilustre auxiliar navarro.