MERIDA MISSION CX 5000
La tercera generación de la gama Merida destinada al ciclocross llega más preparada que nunca para batirse el cobre en el barro. Atento, que ya están llamando a los corredores para ocupar sus puestos en la parrilla de salida.
Lista para afrontar cualquier batalla sobre el barro.
Presentada en el mes de julio en Ruhpolding (Alemania), la nueva gama para ciclocross de Merida rompe con la anterior gracias a un diseño que parte de cero y que eleva el carácter competitivo de la Mission CX hasta el nivel más alto, el de las pruebas UCI -el cuadro luce un adhesivo certificando que cumple sus estrictas normas-. El modelo que probamos en la presentación es el tope de gama de 2019, el 8000-E, que por el momento no estará disponible en nuestro país, pero sí contaremos con el 100, la opción de entrada con cuadro y horquilla de aluminio, grupo SRAM Apex 1 y frenos Promax por 999 €; el segundo escalón, el 600, también equipa un cuadro de aluminio -pero con horquilla de carbono- y grupo completo SRAM Apex 1 por 1.799 €; y, por último, la más completa, la Mission CX 5000 de este Contacto. Todas incluyen frenos de disco y transmisión monoplato, elementos
siempre presentes en los modelos más actuales de esta disciplina. El cuadro y la horquilla del modelo probado son exactamente los mismos que los utilizados en el tope de gama 8000-E, tanto el tipo de fibra de carbono como la geometría, que analizamos con más detalle en el recuadro correspondiente. Los cierres son de tipo pasante de 12 mm en ambos ejes, con el ingenioso detalle de incorporar la palanca de cierre escondida en el interior del eje y que puede extraerse con facilidad; el paso de rueda permite cubiertas de hasta 38 mm de anchura, 5 más del límite legal en pruebas de ciclocross, que será la empleada por quienes utilicen la Mission fuera de los circuitos; se incluyen roscas en la horquilla -tres- y en el cuadro -dos- para anclar unos guardabarros, una opción bastante común en países más lluviosos que el nuestro, y las típicas para montar un par de portabidones;
todos los cables y fundas de los frenos y el cambio trasero discurren por el interior del cuadro o la horquilla, mejorando la estética del conjunto; y el anclaje del desviador se puede desmontar quitando dos tornillos allen. En cuanto al grupo, un SRAM Apex 1 completo, adopta la estética y funcionamiento de los dos grupos monoplato superiores del fabricante estadounidense. Los componentes, como el manillar, potencia, tija y sillín -todos de aluminio excepto la tija, en la que también se emplea carbono; y el sillín, con varillas de acero-, están firmados por Merida y cumplen su función sin grandes alardes. Hemos dejado para el final las ruedas, unas Merida Expert CC, de las que sólo se salvan las cubiertas, unas sorprendentemente eficaces Maxxis All Terrane tubeless. Son muy pesadas y no están preparadas para utilizar cubiertas sin cámaras, pero, no se puede negar,
» ª El cuadro y la horquilla forman un conjunto de máxima calidad y una muy buena base sobre la que, algún día, poder ganar carrerasº.
aguantarán el peor trato gracias a su construcción con 32 radios a 3 cruces. Los discos, de 160 mm de diámetro en ambas ruedas, van anclados al buje con el sistema ISO de 6 tornillos, menos empleado que el cada vez más popular Center Lock de Shimano; mientras que las pinzas utilizan el estándar Flat Mount, el último en llegar.
AL BARRO
Una vez a bordo de la Mission CX 5000 la primera impresión es la de encontrarnos a los mandos de una máquina de carreras. A pesar de llevar todos los espaciadores bajo la potencia -esta en posición invertida, eso sí-, el manillar queda situado ª ahí abajo y lejosº , y aunque también es verdad que la talla M probada nos quedaba un poco pequeña, la L con su tubo superior de 565 mm efectivos se nos antojaban claramente excesivos. Su geometría, combinada con la solidez de la caja de pedalier y zona de la dirección, es la idónea para las exigencias del ciclocross puro y duro: curvas cerradas con escasa adherencia, subidas imposibles, escaleras, tablones, troncos, bancos de arena, barrizales... donde saldrán a relucir sus cualidades, siempre que sustituyamos sus ruedas por unas más ligeras y, el punto más importante, que cambien el sistema de cámara y cubierta por el de los tubulares -imprescindibles si no queremos que nos doblen todos los participantes de nuestra manga-, para evitar rajar la cámara con un llantazo y con los que podemos dejar la presión muy baja para elevar la adherencia y absorción de las irregularidades del terreno. Los más a la última pueden pasarse al tubeless -y así conservar las ruedas-, que aunque no permite bajar tanto la presión como en los tubulares, sí evitará todo tipo de pinchazos; y para proteger los aros de llantazos podemos usar una mousse en el interior. El grupo Apex 1 de SRAM es todo un acierto para recortar costes sin sacrificar prestaciones. La configuración monoplato es la opción idónea, pero nos hubiese gustado que el casete comenzase con una corona de 10 dientes en lugar de 11, aunque este cambio hubiese encarecido el precio final al necesitar el buje un núcleo tipo XD y un casete de gama un poco más alta. Los frenos, como es norma incluso en las gamas más modestas de SRAM, nos detuvieron con contundencia, buena dosificación y sin roces o chirridos. Si echamos un vistazo a la ficha técnica, puede sorprendernos su peso de más de 9 kilos una vez instalemos los pedales, una cifra bastante abultada. Las culpables son las ruedas y, en menor medida, los componentes marca de la casa y las bielas. La solución pasa por gastarse unos cuantos euros en -como ya hemos apuntado- unas ruedas nuevas ligeras y para tubular, y, si nos sobran unas monedas, montarla nuestro sillín, manillar y bielas favoritos, seguramente más ligeros que los de serie. Hasta aquí las malas noticias, las buenas son que el cuadro y horquilla forman un conjunto de máxima calidad y una muy buena base sobre la que con las mejoras que hemos propuesto se puede conseguir un arma muy eficaz para, algún día, incluso poder ganar carreras.
¿GRAVEL O NO?
Aunque la marca ya tiene una representante en la disciplina de moda, la Silex, los usuarios de bicis gravel más radicales -los que jamás han usado unas alforjas y están más pendientes de la velocidad media que del paisajeencontrarán en la Mission CX una compañera perfecta siempre que no utilicen cubiertas con más de 38 mm de anchura. En el catálogo de Merida nos sorprendió que la denominasen una bici urbana rápida -`fast commuting©- y como una opción para entrenar en asfalto durante el invierno -`winter bike©-. En el primer caso, podemos dar fe, pero siempre y cuando sustituyamos las cubiertas por unas sin tacos de unos 28-30 mm de ancho, o la adherencia en curva puede llegar a ser delicada; y en el segundo, será viable gracias a la posibilidad de instalar guardabarros, pero, nuevamente, debemos cambiar las cubiertas por unas de carretera y, si no queremos ir muy pasados de vueltas, también el plato por uno de 50 dientes, aunque tendremos que alargar la cadena unos cuantos eslabones, o sustituir el casete por uno con una corona de diez dientes.