LA GRAN PRUEBA
La incorporación de los frenos de disco a las bicis más rápidas del pelotón sigue imparable y nos deja auténticas joyas como esta renovada Madone.
Trek Madone SLR 9 Disc, la versión supersónica de una clásica.
La competencia sirve para mejorar, una máxima que en el caso de las bicis aerodinámicas equipadas con frenos de disco está haciendo que los ingenieros tengan que dar lo mejor de sí mismos para lograr integrar este nuevo elemento sin perjudicar la resistencia al viento y, a la par, mantener el peso del conjunto en unos parámetros razonables dentro de los requerimientos de una máquina de competición. Este punto, el del peso, sigue siendo el talón de Aquiles del sistema a pesar de los esfuerzos de las marcas y empaña un poco lo que, por otra parte, es un trabajo increíble en una bici que ante todo se siente rápida. Ahora que es el momento de las primeras pedaladas de la nueva temporada, buscando ritmos constantes hemos podido disfrutar de lo fácil que es, pese a nuestro pésimo estado de forma, mantener un ritmo alegre. Evidentemente hemos encarado alguna que otra subida y, si no nos metemos en porcentajes cercanos a los dos dígitos, la Madone continúa comportándose perfectamente como ocurre en el plano. Nos sigue encantando la sencillez de conducción que tienen las creaciones de Trek, que te permiten afrontar cualquier bajada de forma natural y fluida, pudiendo ir muy rápido casi sin pretenderlo. Una característica que se acentúa con su nueva geometría, sólo un punto más relajada, que facilita una posición agresiva al ciclista pero sin el extremismo de la anterior H1 que sólo era apta para ciclistas bien entrenados. No podemos terminar sin mencionar el alto nivel de comodidad logrado con la inclusión del sistema de absorción IsoSpeed ajustable. Aunque nuestras preferencias escojan la opción más firme, si elegimos la posición más suave la bici se vuelve un auténtico colchón para poder rodar horas y horas por carreteras en las que el asfalto no sea una alfombra sin importar los generosos perfiles de tubos y ruedas.
Bases sólidas
El carbono OCLV ultrarrígido y el sistema de fabricación homónimo, que Trek lleva perfeccionando desde hace más de 25 años, son los responsables de que esta Madone nos enamore desde la primera pedalada. En marcha las mejoras de rigidez respecto al anterior modelo son prácticamente imperceptibles por lo altísimo que era el nivel logrado. Se ha trabajado en su lugar en mejorar aún más la aerodinámica refinando el diseño de sus tubos de perfil truncados, que ahora cuentan con un perfil más marcado, algo que también se refleja en el diseño de las patas de la horquilla, vainas y tirantes también mucho más perfiladas. Las líneas generales resultan más limpias, manteniendo, por supuesto, el guiado de todos los cables por el interior. Además desaparecen las polémicas aletas de la pipa que cubrían el freno en el modelo anterior, tanto en la versión de disco probada, en la que evidentemente no son necesarias, como en la opción de puentes que integra el freno en la horquilla.
A tu gusto
Si en la anterior Madone destacábamos la inclusión del sistema de absorción IsoSpeed, que permite apaciguar una máquina tan rígida, ahora, emulando a la última versión de su gran fondo Domane, se añade la posibilidad de regular la firmeza del sistema. Para ello, se prescinde del sistema de doble tubo de sillín utilizado en su predecesora para añadir una pieza de carbono bajo el tubo horizontal que es la que actúa como resorte del sistema. Entre esta pieza y el propio tubo se coloca un dial que, si lo situamos próximo al tubo de sillín, permite menos brazo de palanca, y por tanto flexión, con lo que obtenemos un tacto más sólido. Si lo alejamos hacia la pipa habrá mayor capacidad de flexión que se traduce en absorción. Realmente se nota el cambio entre extremos, aunque, dado el carácter veloz de la bici, preferimos la posición más firme con la que logramos unas sensaciones más directas. Si vamos a rodar por carreteras en mal estado, cambiar el ajuste es cuestión de un par de minutos.
Pata negra
Los componentes Bontrager no son un mero relleno destinado únicamente a equipar las bicis con productos propios como ocurre en alguna otra marca. Trek ha alcanzado un nivel de desarrollo que les permite codearse incluso con los productos de marcas específicas, como ocurre con las ruedas Aeolus XXX de las que podemos afirmar sin rubor que son de los tres o cuatro modelos más estables del mercado ante vientos laterales, sin por ello dejar de contar con una construcción sumamente sólida que se traduce en total precisión a la hora de trazar. Algo similar ocurre con su puesto de mandos, rediseñado para ofrecer la versatilidad de un conjunto manillar y potencia independientes, pero manteniendo la limpieza de líneas de los integrados. Más allá de la aerodinámica es destacable su sobresaliente rigidez, que junto a la rapidez del tren delantero hacen que cambiar de dirección cuando enlazamos curvas sea un juego de niños, sin inmutarse tampoco cuando lanzamos un ataque o un sprint.
Icónica
El gran trabajo de pintura que Trek hace posible a través del programa de personalización Project One es todo un valor añadido que cada temporada va ganando en complejidad, como demuestran las nuevas opciones Icon reservadas a sus bicis tope de gama SLR. Seis nuevas pinturas, como esta Refliptive que varía entre amatista y verde en función del ángulo de visión e incidencia de la luz, a lo que se suman los logos reflectantes que nos dan seguridad extra en condiciones de escasa visibilidad. Aparte, seguro que a muchos esta pintura les trae una reminiscencia romántica de aquellas míticas Klein, firma que en sus últimos años de existencia fue propiedad de Trek. Además, como es habitual, desde la web de Project One podemos elegir cada uno de los componentes de nuestra máquina para diseñar la que se adapte perfectamente a nuestras preferencias.
GEOMETRÍA
A menudo, en el punto medio se encuentra la virtud. Eso debieron pensar en Trek al elaborar esta bici, que al contrario del resto de sus creaciones de primer nivel sólo cuenta con una geometría disponible que han denominado H1.5. Estas nuevas medidas hacen que la bicicleta, en la talla probada, sea 4 mm más corta y 1,4 cm más alta que en H1 y en idéntica medida más baja y larga que la H2. Es sólo un aspecto de colocación del ciclista, ya que el ángulo y avance de la dirección se mantienen inalterados para dar esa respuesta sumamente viva que se apacigua con las largas vainas de 410 mm en la parte trasera. Un equilibrio que, como hemos comentado en otras ocasiones, hace que la bici sea rápida de reacciones y a la vez muy sencilla de pilotar sin importar tu nivel técnico.