MOTIVACIÓN
Hoy os quiero acercar la historia de uno de los ciclistas que defienden los colores de la Selección Española. Acostumbrado a subir al podio en Mundiales y Copas del Mundo, no me detendré en su palmarés, que habla por sí solo. Quiero que conozcáis a la per
Sergio Garrote, un espíritu indomable visto por Luis Pasamontes.
Y Sergio, 39 años, es... Soy ciclista, padre, marido y sobre todo una persona normal y corriente. Tengo distintas capacidades que otros ciclistas, pero mismos objetivos. Un accidente laboral en 2001, con lesión medular, cambió mi vida por completo. De lado quedó lo que más amaba, la bici. Fue duro y pasaban los años, perdido y sin rumbo. Me puse a estudiar una parte de Medicina y Criminología. No te diste por vencido, necesitabas volver a sentir el viento en la cara sobre una bici. De repente se cruza, de la mano de un amigo, una bicicleta adaptada -handbike-. La vi y grité: "¡Una bici para nosotros, para mí!". Me compré una de segunda mano en 2014; son muy caras. ¿Tanto como la de un ciclista profesional de carretera? En ocasiones, más. Con bastante esfuerzo adquirí mi bici actual. Me hice una biomecánica antes de comprarla, es fundamental. Ahora es como un guante a medida. Y te vuelves a poner un dorsal. Así es y no se dio del todo mal. Llamé a la puerta del Club Ciclista Sant Boi y se abrió de par en par. Al otro lado estaba Jesús Ruiz, presidente y mi entrenador. Hablas con entusiasmo de este hombre. Le debo tanto. Él me hizo sentir ciclista desde una silla de ruedas, no es fácil. Se trata de una persona fundamental para que pueda estar viviendo una experiencia increíble. Y comienzas a perseguir tus objetivos sobre una handbike. En 2016 entré en tecnificación deportiva con Félix García Casas, seleccionador nacional. Le admiro y lo considero un gran profesional. Empecé a disputar pruebas con la Selección Española con 37 años, imagínate qué ilusión. Me centré en la Copa del Mundo y los Mundiales. Ya habías hecho ciclismo de carretera antes del accidente y sabías lo que es sufrir sobre la bici.
Sí, pero nada como esto. Es tan apasionante como exigente lo que estoy viviendo. Nuestras pruebas tienen su dureza y están regidas por la normativa UCI. ¿Estás 24x7 centrado en el ciclismo? Es mi manera de vivir. Todo gira en torno a mis competiciones. Lo que hago, las 24 horas del día, es para mejorar mi rendimiento. Entreno seis días a la semana y descanso uno. En pretemporada, mucho gimnasio para trabajar la fuerza, rodillo y no descuido el trabajo emocional. ¿Tu familia es tu equipo? Son mi gran equipo. Vivir estos momentos de felicidad con ellas es primordial. Soy feliz y necesito vivirlo a su lado. A mi mujer, Miriam, le gusta el ciclismo y se lo pasa muy bien en las carreras. Nerea, mi hija, me anima muchísimo. Son dos pilares esenciales. Pasé bastante tiempo sin hacer nada antes de descubrir la handbike y ahora no quiero parar. Hice una apuesta con mi familia y aparqué los estudios. Al principio entrenaba para distraerme y no me imaginaba lo que estaba por llegar. Volvía a disfrutar, después de tanto. Recuperar el ambiente ciclista me dio la vida. Hay que seguir mejorando aspectos en el deporte paralímpico.
Sin duda. Trabajo como cualquier otro profesional de este deporte. Soy metódico y disciplinado, no lo entiendo de otra manera. Hago entre 20.000 y 25.000 kilómetros anuales pedaleando con mis brazos. Me juego la vida cada día mientras entreno. Trabajo para que el seleccionador me tenga en cuenta a la hora de hacer la convocatoria. Lucho contra las inclemencias del tiempo. Es una pena que con tantas medallas conseguidas en el equipo paralímpico no se obtenga la repercusión social que merecemos. Las redes sociales son importantes, me ayudan a tener visibilidad, agradecer a las marcas que me acompañan y llamar la atención de otras. Hay una gran diferencia en sueldos y otros aspectos que no considero justa. Soy uno más. Luis, lloré con Alejandro Valverde porque sé lo que estaba sintiendo al cruzar esa meta. No sé lo que se siente al ganar el arcoíris, pero entrar en la recta de meta de un Mundial y jugármela al sprint, lo he vivido como él. Los coches y la handbike. Vas a ras de suelo, ¿cómo convives con el tráfico? Lucho con coches, camiones, motos... y trato de ser visible con una bandera que señaliza a los conductores que estoy ahí abajo. Entreno casi siempre solo. Estoy atado al chasis de mi handbike... literalmente. Si un coche comete un fallo me pasa por encima, no salgo despedido como en una bici normal. El chasis y yo somos uno. Tengo una media de dos malas experiencias con vehículos por entrenamiento. Hay gente que cree que es un artilugio moderno y que el que va ahí también puede usar una bici normal. Ver las letras de los neumáticos de cerca me ha hecho llorar en varias ocasiones. Hay mucho trabajo de concienciación por hacer. ¿Qué hará en el futuro Sergio Garrote? Está claro que no tenemos un sueldo como para vivir el resto de nuestra vida. Me encantaría entrenar a jóvenes. Me gusta mucho la categoría júnior, lo comento con Jesús habitualmente. También quiero trasladar todo lo aprendido a los demás. Define tu handbike. Es la extensión de mi cuerpo que perdí en el accidente y que me permite vivir en un mundo sin discapacidad. Me ha llevado a lugares que no conocía con mi cuerpo íntegro. La bici suple todas mis carencias. Gracias por compartir, gracias por enseñar. Gracias a vosotros por todo.