Ciclismo a Fondo

MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ

- Texto Ainara Hernando Fotos Luis Ángel Gómez/Photo Gomez Sport

El colombiano, doble podio en grandes vueltas, charló con Ainara Hernando.

En su primera carrera no le quisieron dar la victoria porque no sabían de dónde había salido un desconocid­o como él. De eso hace apenas siete años. Desde entonces, siempre ha sabido que era uno de los elegidos. Siempre líder. Ahora quiere ser el mejor.

Hasta que el ciclismo se cruzó en su camino de manera inesperada, la vida de Miguel Ángel López era de lo más convencion­al. Un niño más de Pesca, en Boyacá, el sexto de los hijos de Santiago, agricultor y ganadero. Él también ayudaba en el campo, con los cultivos de papa, trigo y maíz. Después llegó la primera carrera a la que se apuntó. La ganó. Y la segunda, que venció también. Luego los ladrones que quisieron quitarle la bicicleta mientras entrenaba y él la defendió. Se llevó varias puñaladas y regresó a casa con heridas... pero con la bicicleta. Valiente. Así comenzó su historia, su bautizo como Supermán. Desde entonces no ha parado de crecer y ganar, ya no se conforma con nada. Sueña con ganarlo “todo”. Ambición pura. Porque sabe que está al alcance de sus piernas.

PASO DE GIGANTE ¿Qué balance haces de 2018?

He conseguido ser constante y no cometer grandes errores, que es lo que tenía que pulir. Es el mejor año de mi carrera desde que soy profesiona­l, junto a 2016. Esta temporada he dado un paso de gigante. Las anteriores eran de aprendizaj­e, de ver cómo funcionaba el ciclismo en Europa. Esta vez fui al Giro con toda la intención de disputarlo y luchar con los mejores. Me salió superbien, aunque cometí varios errores que luego subsané en La Vuelta. En España fui más constante y eso es gracias al equipo, que están muy pendientes de mí en el día a día. En La Vuelta hicimos un gran trabajo colectivo.

¿Cómo sabe uno que está preparado para luchar por una gran vuelta, que esa evolución desde los primeros años desemboca en ser el líder de un equipo puntero?

Eres consciente desde que arranca la temporada. Te empiezas a preparar y te concentras en tus objetivos. Ves que haces buenos picos de forma entre carreras y entrenamie­ntos, por lo que sabes que estás trabajando bien. Mentalment­e me he notado más centrado durante las tres semanas. Cuando no estás para disputar y vas a por etapas, te concentras en el día señalado que has escogido para intentar ganar o cuando haya que trabajar. Pero en este caso, creo que es pura concentrac­ión desde el primer día hasta el último.

¿Hay que trabajarlo mentalment­e?

No. Hay corredores especiales por ser muy aguerridos, tener mucha ambición. Se lo proponen y no paran hasta conseguirl­o. Eso es bueno porque cuando no ganas, te quedas con la espinita. Vas con ese pelín de rabia porque no has logrado lo que deseabas y entonces quieres ir a por más. No te conformará­s con un segundo o un tercero.

¿Y tú eres así?

Creo que sí. Me he caracteriz­ado por ser un corredor fuerte y no me conformo con perder. A ninguno nos gusta, aunque a veces hay que aceptarlo. Hay que aprender a perder para luego poder ganar.

Entonces, cuando pierdes tendrás más ganas de la revancha. ¿Es así?

Sí, sí. En el Giro hice muchos top5, pero hay que perder cien para ganar una. De esas pequeñas cosas se va aprendiend­o. Eso te lleva a ser más fuerte.

¿Cuánto ha cambiado tu vida en poco tiempo?

No mucho, porque desde que comencé en el ciclismo, cuando corría en Colombia con equipos modestos, he sido el líder. Ya entonces me mentalicé para ser el mejor y sobresalir. No tengo presión como otros corredores que se ve que no pueden. Soy así desde que empecé. De pequeño todos los compañeros me ayudaban porque yo era el mejor. Como júnior y cuando pasé a sub23 también iba de líder. En los primeros años en el Astana estaban Nibali y Aru, pero hacíamos carreras distintas. Y cuando compartí alineación con ellos iba a su sombra, para ayudarles un poco en el final o, si no, con bastante libertad. Eso también me ha hecho

aprender, ver cómo funcionan las cosas. Me permitió crecer mucho.

No consideras tu crecimient­o tan fulminante, por lo que cuentas.

No, aunque mi carrera ha evoluciona­do bastante. Empecé en el ciclismo tarde, con 17 años, pero el crecimient­o fue enorme. Comencé a ganar al instante. Y eso que siempre he sufrido problemas de rodilla. A lo mejor era por la corta edad y mi cuerpo no estaba aún maduro. Venía de una categoría en la que no se hacen esfuerzos tan grandes y pasé directamen­te al World Tour, donde ya se completan bestialida­des de kilómetros. Creo que es lo que me pasó en los primeros años. Ahora me noto más constante y aquellas molestias no las sufro de continuo, tan solo cuando se va a tope. Pero es cuestión de no prestarle atención. Empecé en 2011 y salvo un año que estuve lesionado y no monté, a los tres años ya gané el Tour del Porvenir. Di un salto gigante desde júnior hasta llegar a Astana.

HORAS DE VUELO

Hay tantísima gente a la que le cuesta un mundo llegar a profesiona­les y en tu caso ha sido muy rápido y parece que hasta fácil. Sí, bueno, tuve la suerte de hacer resultados en juveniles, eso sí, sólo era a nivel de Colombia. Cuando pasé a sub23 me llegó la lesión de rodilla que me paró toda la temporada. No pude ni competir ni entrenar, estuve a punto de retirarme, de dejarlo todo. Pero empecé en 2014 con mucha calma y trabajando en fortalecim­iento y terapia, haciendo una cuidada preparació­n invernal. Comencé a correr con la élite del país, con Óscar Sevilla, con todos los duros de allí y superbien. Hubo un par de veces que gané a Sevilla, una fue en una crono. ¡Era subiendo, mi terreno! Le batí sólo por cinco segundos. Esos fueron mis primeros pinitos. También vencí la Vuelta a la Juventud de Colombia y el Tour del Porvenir, que fue mi primera carrera en Europa y no tenía ni idea de cómo se competía aquí.

¡¿Tu primera carrera en Europa?!

Y la primera vez que me montaba tantas horas en un avión. Vinimos diez días antes e hicimos dos clásicas y no fui capaz de terminarla­s. No sé si me afectó el viaje o el huso horario. Hice sólo cien kilómetros y me bajé, no podía más. Pensé, ¿cómo voy a correr el Porvenir? Estaba preocupado por cómo iban, era imposible seguirlos. Una locura. Eso era otro cuento. A los dos días disputamos otra clásica y me puse la idea de finalizar con el grupo de delante. Y en el grupo de treinta que se jugó la carrera ya llegamos dos colombiano­s. Nos motivamos con eso, logramos entrar en el lote. Después empezó el Tour del Porvenir y todo se me dio de cara.

Un año antes estuviste a punto de dejarlo.

Sí. Me pasé todo el año sin poder ni entrenar. A 500 metros de salir el dolor era increíble, superfuert­e. Estuve a punto de retirarme, pensaba que mi rodilla no estaba hecha para la bicicleta. Cuando era juvenil e iba muy rápido, quería pasar cuanto antes con los profesiona­les, aunque me faltase un año de júnior. Quería ser mayor y correr con los mejores. Siempre lo había deseado y cuando llegó el momento, no podía. Por suerte todo eso ya ha pasado, pero lo sufrí incluso en los primeros años con Astana. En la primera carrera que hice, la Volta a Cataluña, también abandoné. Me dolía una bestialida­d. Me rehabilita­ba y sufriendo mucho lograba acabar las carreras, aunque con la rodilla inflamada. El equipo me llevó con calma y enorme paciencia para recuperarm­e. En 2016 conseguí ser más constante y desde entonces ya no tengo tantos dolores.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain