BIOMECÁNICA
Pocos ciclistas quedan hoy en día que no sepan cuál es su talla -aunque sea un eufemismo- de sillín. La industria ha desarrollado unos ingeniosos sistemas para que un ciclista apoyado en un taburete deje una huella que representa la anchura de los isquiones en sedestación. A partir de ahí podría parecer lógico que a cadera más ancha, sillín más ancho y viceversa, pero la realidad siempre se muestra más apasionante y compleja que la falacia lógica.
Las crestas isquiáticas son dos huesos paralelos convergentes en el pubis. Si en el sillín nos sentásemos en el punto más ancho de estos huesos -algo parecido a pedalear soltando las manos del manillar-, el sistema podría ser válido. El problema es que estas crestas isquiáticas disminuyen en anchura de apoyo a medida que la cadera se inclina hacia adelante, reduciendo la distancia entre los dos puntos de apoyo. Por lo tanto, la anchura del sillín podría venir determinada en mayor medida por la capacidad de inclinar la cadera -sillín más estrecho- o la imposibilidad de hacerlo -sillín más ancho-. Para que nos hagamos una idea aproximada, es difícil encontrarse unos isquiones que se apoyen a más de 11 centímetros y, sin embargo, un ciclista con buenas referencias se apoya a 4 centímetros de distancia, y, en el caso de una bici de crono, incluso se reducen hasta 2.
UN SISTEMA MEJORABLE
Así las cosas, es necesario entender que el sistema anatómico que se usa en la actualidad -y ahora copiado por casi todas las marcas- es ciertamente mejorable, ya que si no contempla la posición de la cadera individual del ciclista, la anchura de isquiones sentados en realidad no nos indica gran cosa. Para aquellos entusiastas que conozcan sistemas más avanzados, los que integran por ejemplo la flexibilidad del sujeto, lamento decirles que tampoco está relacionada con la posición de la cadera y la elección del sillín. En cualquier caso, y para que haya siempre motivo para la esperanza, cabe decir que la rotación de cadera, y por ende la utilización de sillín más estrecho, sí que tiene relación con la condición física del ciclista, entendida esta no sólo como la capacidad de esfuerzo bruto, sino también atendiendo a la dirección y control del movimiento y la postura.