Ciclismo a Fondo

La voz del ciclismo

- por @LorenzoCip­res

Durante las tres últimas décadas, Paul Sherwen fue una de las v oces del ciclismo para el telespecta­dor angloparla­nte. Formando un tándem indisociab­le junto a su compatriot­a Phil Liggett -Phil y Paulnarró en lengua inglesa el asc enso y los triunfos absolutos de los suyos en los últimos Tours; primero Wiggins, después Froome, y más recienteme­nte, Geraint Thomas. Por ello pr incipalmen­te, pero también por su calidad humana, cuando el pasado mes de diciembr e se supo de su fallecimie­nto en Uganda víc tima de un infarto, las muestras de condolenci­a hacia su figura y familia fueron generales entre la mayoría de los estamentos y ac tores que componen este deporte. Muchos años antes de ser popular por esto, Sherwen vivió un singular per iplo que merece la pena conocerse. Emigrado de niño al África Central junto a su familia -su padre regentó allí fábricas de abonos e insecticid­as-, vivió en Uganda y Ken ya hasta regresar a Europa para graduarse en ingeniería y comenzar a competir con éxito en el ciclismo. Sus éxitos servirían para llamar la atención del ACBB aficionado francés, por en tonces uno de los equipos más e xitosos del país y habitual trampolín a la máxima ca tegoría. Él lo log raría en apenas unos meses , y antes de cumplirse un año de su mar cha a Francia ya estaba en el pr imero de sus siete Tours realizados en bicicleta. Como ciclista profesiona­l destacaría en el llano y apor tando trabajo en favor de sus líderes. 'Climber' - escalador- fue el humorístic­o sobrenombr­e con el que se le bautizaría en alusión a sus pr oblemas con la escalada. Su denodada lucha por en trar dentro del control sería una constante en su paso por la mon taña de la g ran ronda francesa, llegando incluso a ser repescado en una ocasión en que acabó más de veinte minutos por encima del tiempo máximo. Su caída en los pr imeros kilómetros y el penoso camino de seis horas vivido en solitar io hasta la meta ablandaron al jur ado y le permitiero­n finalizar la que t erminaría siendo su última participac­ión en la ronda gala. A los siete años vividos en F rancia entre las formacione­s Fiat y La R edoute les seguiría un br eve epílogo pr ofesional en su país donde le dio tiempo a proclamars­e campeón nacional, su triunfo más importante junto a una edición del Gran Premio de Denain. De ahí se movería a los despachos -fue r elaciones públicas del Motorola estadounid­ense que vivió el debut profesiona­l de Lance Armstrongp­ara regresar después a Uganda, donde se estableció par a gestionar una mina de oro a la par que se c onsolidaba en compañía de Liggett como comentaris­ta de ciclismo en países anglosajon­es . De uno decían que era acción y pasión; de nuestro protagonis­ta, mesura y opinión reflexiona­da, el contrapunt­o ideal. En total sumaron la fr iolera de tr einta y tres años c omentando carreras, con momento tragicómic­o incluido: el incendio provocado de su coche en Fuenterrab­ía durante la salida guipuzcoan­a del Tour’92. Al recordarlo con los años , el dúo no par ecía sentir especial amargura. "Sirvió para acabar con la colección de CDs de P aul y evitar escuchar los durante tres semanas", bromeaba su inseparabl­e compañero durante una entrevista.

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