Flandes, Roubaix, Tour... y la Lieja

En la continua búsqueda de resultados, de explorar hasta donde los límites de su cuerpo le permitan, Peter Sagan quiere darle una pequeña vuelta a su calendario y probar a disputar la Lieja-Bastoña-Lieja. Sería su primer contacto con

La Doyenne, aunque no con las clásicas de las Ardenas, puesto que en 2018 ya disputó la Amstel Gold Race y terminó cuarto. No es su mejor resultado en la prueba cervecera. En 2012, cuando aún corría en el Liquigas, se coló en el podio tras Gasparotto y Vanendert en el que era su tercer año como ciclista profesional. Desde entonces, su carrera se ha enfocado a las clásicas de adoquines dejando de lado las Ardenas, a las que poco a poco está volviendo. Eso sí, sin descuidar sus objetivos principales, que un año más pasan por el Tour de Flandes y la París-Roubaix. Su andadura en 2019 comenzó con éxito en el Down Under y continuará en la Vuelta a San Juan después de un invierno en el que confiesa que ha cambiado ligeramente su plan de entrenamiento. "La preparación ha sido menos intensa respecto a otros años", explica. El 4 de enero, diez días antes de su debut, estaba ya en Australia para aprovechar el buen tiempo y "sumar más kilómetros de los que podría hacer en Europa, con el frío". Con un inicio así de cargado, Sagan ha decidido sacrificar algunas de las clásicas donde era un dorsal fijo, como la Strade Bianche, en busca de alargar su estado de forma hasta finales de abril. Para ello también realizará una concentración durante el mes de febrero en el CAR de Sierra Nevada hasta la llegada de la Tirreno-Adriático y la MilánSan Remo. El segundo gran foco del año lo pondrá en el Tour de Francia y la lucha por el que sería su séptimo maillot verde.