Disfrutando en el paraíso

Aina Marti es una mallorquina de 27 años, nacida y residente en Manacor y joyera de profesión. Gran aficionada a la práctica del deporte, nunca se había dedicado a la bicicleta hasta que hace un año y medio su pareja despertó en ella una afición que permanecía latente. "Benja corría BTT y triatlones. Empezó a animarme para que hiciera rutas con él en bici de montaña en plan tranquilo. Le fui cogiendo el gusto y un amigo me dejó una bici de carretera a la que me adaptaba mucho mejor. Desde entonces se ha convertido en una compañera inseparable. Empecé a salir con ella sola, primero trayectos muy cortos, de 50 kilómetros, hasta que encontré un grupito y me uní a ellos. Luego fui conociendo más gente y me comenzó a rondar la idea de tomármelo un poco más en serio para ver hasta dónde era capaz de llegar y probar a competir". Debutó en un triatlón por equipos y la experiencia le animó a perseverar. "Formamos equipo mi pareja, una amiga y yo, que hice el sector de bici, 90 kilómetros a fondo lloviendo y con mucho viento. Salió muy bien y me dejó contentísima. El caso es que la bicicleta ha pasado a ser lo que más me gusta y donde mayor margen de progresión tengo. También corro a pie, pero ahí hay mucho nivel". No puede extrañarnos que nos cuente que además de Peter Sagan y los locales Enric y Lluís Mas, su paisana Mavi García sea su gran referente. "Es el ejemplo a seguir. Ver todo lo que está consiguiendo me da una motivación enorme para decirme a mí misma que también puedo". ¿Hasta el punto de federarse y competir en carretera? "No lo descarto, me veo probando dentro de unos años". De momento, en 2019 el pasito adelante será debutar en alguna marcha cicloturista. "El año pasado fui a la salida de la Mallorca 312. Me encantó el ambiente y ya me he apuntado a la corta. Para la Quebrantahuesos aún no me veo, pero sí considero dentro de mis posibilidades actuales hacer La Mussara, por ejemplo". El terreno donde mejor se desenvuelve es "en el llano; cadencia y rodar rápido. Las subidas también me gustan, pero no estoy acostumbrada a que sean de más de 5 km. No sé ponerme de pie y gasto mucho subiendo sentada. En las bajadas todavía me falta un poquito de confianza para quitarme el miedo del todo, pero poco a poco voy mejorando. Hace un par de años me habría parecido impensable estar en el punto actual. Me siento muy contenta porque Mallorca es el paraíso de la bici y practicarla me permite sentir mucha libertad. Es el momento en que desconecto de todo, voy mirando el paisaje y me doy cuenta de lo bonito que es. Se trata de una sensación que te engancha. Gracias a la bici he descubierto sitios preciosos y personas que merecen mucho la pena. Ojalá cada vez más chicas se decidan a probar. Tenemos que hacer fuerza para salir a rodar juntas, sentirnos cada vez más seguras y disfrutarlo plenamente".