Emociones a flor de gala
Este año adelantamos la fecha y cambiamos el lugar de entrega de los premios que habéis designado con vuestros votos. El Auditorio del Banco Santander acogió el 7 de febrero la gala de la Bici del Año. Allí descubrimos que la Trek Madone SLR 9 Disc se llevaba la corona en 2019 por delante de la Specialized S-Works Venge Sagan Collection y la Pinarello Dogma F10 X-Light, que el componente del año era el Campagnolo Super Record 12V y el accesorio preferido eran las Oakley Flight Jacket. Pero además de repartir premios -muchos- y encontrarte en un ambiente distendido con buena parte de los que forman parte del sector de la bicicleta, en la Bici del Año se brindan homenajes que van ganando poso con cada edición. Fue bonito ver reconocido el esfuerzo y el cariño con el que José María García trató el ciclismo... aunque esa noche se dejase en casa la concisión. Genio y figura. Justísimo el que reconoció la trayectoria empresarial de Casa Masferrer y emotivos los concedidos a Rakel Mateo y los integrantes del equipo Tressis-Fundación A LA PAR. Ilusiona ver que un grande como Alberto Contador, con su agenda más cargada que cuando competía, hace un hueco para recibir el suyo y dedica su discurso a agradecer el seguimiento que le dispensó Ciclismo a Fondo durante su carrera deportiva. Pero si tengo que escoger un momento del acto es el recuerdo de Jesús Rodríguez Magro, fallecido hace pocos meses. A Javier Mínguez, su primer director, se le puso un nudo en la garganta recordándole, antes de entregar a su hijo Jesús la portada de la revista que los gregarios como él rara vez suelen protagonizar. Seguro que allá donde esté escuchó la atronadora ovación que se llevó.