90 hombros para llorar
Este mes quería aprovechar la oportunidad que me da Ciclismo a Fondo de escribir unas líneas para resaltar la labor de personas que, siempre alejadas de los focos, son fundamentales para el buen desempeño de los ciclistas profesionales.
Si algo malo tiene nuestro deporte son los momentos de flaqueza, la soledad durante los entrenamientos -sobre todo en estas fechas de inicio de temporada en las que pasamos muchas horas sobre el sillín-, la frustración cuando las cosas no salen como te esperas después de tanto trabajo y las prolongadas estancias fuera de casa cuando nos desplazamos a las concentraciones o a competir en carreras de varios días.
Son esos momentos complicados en los que uno necesita un hombro en el que llorar o una charla relajada para evadirse, algo fundamental para seguir concentrados en nuestros objetivos como ciclistas profesionales, en mi caso defendiendo el maillot del equipo Euskadi-Murias por segunda campaña consecutiva.
Soy un afortunado si digo que tengo 90 hombros en los que apoyarme, los componentes de la Peña Sergio Samitier 'Sami', que cuenta con aproximadamente un centenar de miembros y además ha servido para potenciar el ambiente ciclista en Barbastro, mi ciudad. Alrededor de la misma se han creado grupos de WhatsApp en los que quedar para salir de ruta, uniendo a gente de distintos niveles o con diferentes horarios.
Algunos de sus componentes me acompañan en los largos y fríos entrenamientos por el Somontano, donde os aseguro que las temperaturas en invierno son realmente bajas, y además organizamos almuerzos, encontrando una buena excusa para juntarnos todos y pasar un gran día. También vienen a animarme a las cunetas, donde cuando los veo me aportan un extra de motivación y un subidón que es impagable. ¡Qué bien lo pasamos y qué privilegiado me siento!