El desquite de Verona

No estrenó Carlos Verona de la mejor manera su maillot de Movistar Team. Acabó hecho jirones, producto de la fuerte caída que sufrió en la segunda prueba de la Challenge de Mallorca. Nada roto, pero sí unos cuantos rasguños y heridas que no le dejaron rendir como quería en un inicio de campaña de lo más especial para el madrileño. Por fin, en Almería, pudo desquitarse. Se metió en el corte de siete que marcó el compás de la carrera "sin buscarlo mucho, pero siguiendo ruedas y cerrando huecos me he visto delante", circunstancia de la que se felicitaba. "Psicológicamente me ha venido bien estar arriba porque desde la caída tenía la molesta sensación de que había empezado la temporada a contrapié". Pasó en primera posición por todos los puertos de la Clásica de Almería: Cuesta Blanca, Lucainena, el Balcón de Sierra Alhamilla y Turrillas. "Me sentía el más fuerte en las subidas, así que hablé con Arrieta para atacar de lejos en los puertos". No tuvo rival. Fue además el último ciclista en ser absorbido por el pelotón, "y cuando me han cogido sólo quedaban treinta corredores, así que he podido echar una mano a Barbero en el final". Con el premio de la montaña y el de la combatividad, Verona se marchó satisfecho de Roquetas de Mar. "Estar delante me ha dado una gran moral. Además pude completar un buen día de trabajo de calidad, que me hacía mucha falta porque con la caída prácticamente no he tenido ninguno así de bueno".