El mundo de Jaime

¿Cómo empezaste con la bicicleta? Empecé a salir a rodar con mi madre cuando tenía diez años. Ella se preparaba para participar en marchas cicloturistas. Hasta los 16, bastante tarde para lo acostumbrado, no comencé a competir.

¿Has practicado algún otro deporte? Jugaba de base en el Club Baloncesto Jaca. Es un deporte que me sigue llamando y fuera de temporada me gusta tirar a canasta. Meterme a jugar una pachanga podría ser peligroso por el riesgo de lesión.

Tienes un hermano que también compite. Así es, Pablo, cinco años más joven. En 2019 correrá como juvenil de segundo año en el filial del Lizarte, el Club Ciclista Ermitagaña. Hasta ahora había estado, como yo, en equipos cadetes y juveniles de Huesca.

¿Entrenas solo o acompañado?

Depende del trabajo que toque. Me gusta ir solo cuando son cosas específicas. Otro tipo de días ruedo con Arcas, Irizar y Zubeldia, que tienen casa por aquí.

¿Eres metódico? Sí, bastante, siempre a la búsqueda de pequeñas mejoras que me permitan progresar.

Siendo de la zona es inevitable preguntarte por la Quebrantahuesos. Ruedo por su trazado en algunas salidas fuertes. ¿Que cuánto tardo en dar la vuelta? Menos de seis horas, pero me ahorro la subida a Hoz de Jaca que se hace en la marcha (ríe).

En Innsbruck luciste un llamativo teñido rubio de pelo. ¿Era por algo? No hubo nada de por medio, ni apuestas, ni promesas. Simplemente me dio por ahí; me resultó curioso cómo quedaba.