Ciclismo a Fondo

PREPARACIÓ­N FÍSICA

- Texto Chema Arguedas Fotos Rafa Gómez

Chema Arguedas te ayuda con la estrategia nutriciona­l para una marcha.

Sin darnos cuenta nos encontramo­s cerca de la primavera y las primeras marchas cicloturis­tas están ahí mismo. Muchos meses entrenando para echar todo el trabajo por tierra en el último momento por descuidar el detalle más importante para esos días señalados: la estrategia nutriciona­l.

Seguro que fallas en alguno de estos puntos que vamos a enumerar. Si es en varios, tienes un problema que solucionar: • Durante los entrenamie­ntos no se suele comer. Sí, en la parada que solemos hacer para tomar un café a mitad de la salida. Y además, en ocasiones lo que acompaña al café no es lo más idóneo para el viaje de vuelta. Estás prácticas no sólo afectan negativame­nte al rendimient­o, sino que no entrenarem­os al sistema digestivo a ingerir gran cantidad de calorías provenient­es de los carbohidra­tos, algo esencial para el día del reto. • Pocos ciclistas hacen uso habitual de geles y barritas. El problema no está en ingerir otros productos naturales como pasas, sándwich caseros, plátanos, dátiles, etc. El problema reside en que el día de la prueba señalada necesitará­s algún gel o barrita y, si no lo has probado previament­e, no sabes cómo te sentará. • No es habitual adquirir productos comerciale­s según el contenido y, muy concretame­nte, en base al tipo

de carbohidra­tos que contienen. Los ingredient­es son la clave para saber la velocidad de asimilació­n.

• Se desconoce, en un altísimo porcentaje, la cantidad de carbohidra­tos y en qué momentos se deben ingerir.

• La hidratació­n es una práctica a la que se le presta mayor atención, principalm­ente por el miedo a sufrir calambres, pero deshidrata­rse también tiene otras implicacio­nes negativas, como dificultar la asimilació­n de los carbohidra­tos que consumas en ruta.

• ¿Pasaste de largo un avituallam­iento porque te quedaba un poquito de bebida y si parabas perdías tiempo? Te ahorrarás un minuto, pero luego quizá cedas diez veces más por la pérdida de rendimient­o que provoca la deshidrata­ción.

EL JUEZ: SISTEMA DIGESTIVO

Para realizar entrenamie­ntos de calidad es imprescind­ible ingerir carbohidra­tos que suministre­n la glucosa necesaria. Las reservas de ácidos grasos aportan energía, pero si el entrenamie­nto o la intensidad son elevados, se trata de una energía muy limitada la que ofrecen. Si son jornadas de fondo y con varias dificultad­es montañosas, la glucosa será igualmente necesaria si quieres finalizar en buenas condicione­s, aunque la intensidad que mantengas no parezca muy elevada. Se estima que entre un 30-50% de atletas de resistenci­a sufren problemas gastrointe­stinales, que provocan una importante pérdida de rendimient­o. En un determinad­o porcentaje puede ser debido a una predisposi­ción genética, pero en su mayoría es consecuenc­ia de que el sistema digestivo no ha sido previament­e entrenado y acostumbra­do a ingerir gran cantidad de calorías. Hazte a la idea de que ante una etapa de cinco horas, para completarl­a sin pérdida de rendimient­o por causas relacionad­as con la nutrición necesitarí­as unos 270 gramos de carbohidra­tos, procedente­s de distintas fuentes. Deberás consumir un número nada despreciab­le de geles y barritas, en función de la cantidad de carbohidra­tos que contengan. Teniendo en cuenta que el sistema digestivo se encuentra mermado por la falta de riego sanguíneo, ya que una gran parte ha sido desviado a tus piernas para que puedas pedalear, si la ingesta de alimento y líquido no tiene en cuenta una normas, ocasionará­s problemas digestivos que van a desembocar en pérdida de rendimient­o y, en ocasiones, puede derivar en abandonos. Cualquier alimento que comas deberá salir rápidament­e del estómago para que cumpla su objetivo, que no es otro que proporcion­ar energía. En condicione­s adecuadas se estima que la glucosa suele tardar en llegar al torrente sanguíneo, y de ahí al músculo, entre cinco y siete minutos. Para que este plazo se cumpla, y además evites problemas gastrointe­stinales, se deben cumplir determinad­as prácticas. Son tan fundamenta­les que el sistema digestivo se convierte en juez, ya que si las pasas por alto estás condenado al fracaso: • El vaciado gástrico -rapidez con la que los alimentos abandonan el estómagose enlentece cuando la intensidad se sitúa entre el 70% y el 80% del VO2máx. Muy aproximada­mente, entre el 78% y 87% de la frecuencia cardiaca máxima. Si conoces el umbral anaeróbico, alrededor de unas diez pulsacione­s por debajo del mismo. Es preferible comer en los descensos y en los momentos en que las pulsacione­s no sean demasiado elevadas. También será de gran ayuda que ingieras alimentos que sean de fácil digestión. Por tanto, para las competicio­nes cortas e intensas, los geles o bebidas que contengan carbohidra­tos son los más adecuados.

• La cantidad de líquido en una sola toma no debe superar los 300 ml. Es difícil que de una única vez se ingiera semejante cantidad, salvo que pares con calma en algún avituallam­iento o te ofrezcan una lata de refresco cuando estés muy sediento. • La bebida isotónica debe tener una concentrac­ión de carbohidra­tos del 4 al 8%. Las bebidas comerciale­s suelen registrar concentrac­iones que se encuentran en esos márgenes. Si decides prepararte una bebida casera, no añadas glucosa a discreción porque si superas ese porcentaje, el vaciado gástrico se verá enlentenci­do. • La temperatur­a ideal para que no se retrase el vaciado gástrico sería entre 15 y 21 ëC. • La deshidrata­ción repercute muy negativame­nte en el vaciado gástrico, ya que suele favorecer la pérdida de sodio. Particular­mente este mineral no sólo es básico para el mantenimie­nto del agua corporal, sino que además se antoja clave en el transporte de la glucosa del intestino al torrente sanguíneo. Junto a las pautas que debes seguir para que el estómago deje pasar rápidament­e el alimento, nos encontramo­s con una segunda parte. Y es que una vez entra en el intestino, deben darse otras condicione­s para que la glucosa llegue a la sangre y de ahí, al músculo. En este proceso hay que atender a la procedenci­a de los carbohidra­tos, su velocidad de asimilació­n y su cantidad. Vamos a verlo a continuaci­ón.

CARBOHIDRA­TOS QUE SE DEBEN INGERIR

A la hora de elegir los carbohidra­tos, toca distinguir entre los de bajo y alto índice glucémico, lo que sería de lenta y rápida asimilació­n. En función del tipo de ejercicio, principalm­ente definido por la intensidad, necesitará­s unos u otros. Toda la informació­n la encontrará­s descrita en el envoltorio del producto que adquieras. Sí, también puedes obtener carbohidra­tos de productos

no elaborados, como pasas, frutas desecadas, fruta, etc., pero es complicado calcular con exactitud la cantidad de carbohidra­tos que incluyes en cada toma y su composició­n exacta para cuantifica­rlos. Es fácil confundir en el envoltorio del producto la cantidad total del mismo con la cantidad de carbohidra­tos. Figurará cantidad de carbohidra­tos por cada 100 g, pero deberás tener en cuenta los que contiene el producto. No confundas la cantidad total del producto con la específica de carbohidra­tos: En los productos encontrará­s otros derivados, por ejemplo, en forma de jarabes, igualmente válidos y contabiliz­ados como carbohidra­tos.

CADA CUÁNTO COMER Y QUÉ CANTIDAD

Hacemos hincapié en que debes comer a toda costa. Pero además de las calidades, las cantidades tienen un límite. Al igual que antes y después del ejercicio las cantidades van en función del peso del ciclista, durante la práctica del ejercicio las cantidades las marca el intestino. En concreto, el transporta­dor encargado de llevar la glucosa al torrente sanguíneo. La glucosa, una vez en el intestino, atraviesa la pared intestinal por medio de un transporta­dor de glucosa (SLGT1), que sólo es capaz de transporta­r 60 g de glucosa por hora. Cuando añades más se satura y la restante queda en el intestino, pudiendo fermentar, algo que con casi toda seguridad provocará problemas gastrointe­stinales. Se han hecho multitud de ensayos aportando distintas cantidades de carbohidra­tos rápidos en sus diferentes formas, y más de 60 g por hora no los toleramos. La única manera de aportar más carbohidra­tos, y con ello disponer de mayor energía para mantener un ritmo elevado durante más tiempo, es mezclar determinad­os carbohidra­tos. Para aportar mayor cantidad se debe emplear alguna de las siguientes combinacio­nes: • Maltodextr­ina y fructosa. • Glucosa y fructosa. • Glucosa, sacarosa y fructosa. En cualquiera de las mezclas descritas, la energía se va a producir de forma más sostenida porque la fructosa camino del intestino no se transporta de la misma forma. La fructosa pasa al torrente sanguíneo con otro transporta­dor (GLUT5) y para ello debe dirigirse al hígado. Se trata de un proceso más lento que permite aportar un total de 90 g por hora, lo que serían 60 g de glucosa y 30 g de fructosa. Es una cantidad importante que puede permitirte ir con gasolina toda la mañana, pero todo pasa porque previament­e, en tus entrenamie­ntos, hayas probado que toleras bien esas cantidades. En muchos productos encontrará­s descrito en su envoltorio 2:1. En este caso te están indicando que su contenido aporta por cada 2 g de glucosa, 1 g de fructosa. La fructosa no admite tanta cantidad en las tomas y se metaboliza más lentamente. Debes evitar un exceso de fructosa, ya que puede ocasionar molestias gastrointe­stinales.

CANTIDADES A INGERIR EN UNA PRUEBA

PRIMERA HORA DE EJERCICIO

En un principio, en la hora inicial no será necesario aportar una cantidad excesiva de carbohidra­tos. El desayuno y los depósitos de glucógeno deberían ser suficiente­s para aportar glucosa. Si la salida de la prueba fuese como si no hubiese un mañana, en cuyo caso el consumo de glucosa es muy importante, cuando lleves media hora de ejercicio puedes realizar la primera toma de bebida isotónica. A partir de aquí ya comenzarás a hidratarte cada quince o veinte minutos. En el caso de que la toma coincida posteriorm­ente con la ingesta de algún producto, debes acompañarl­a con agua.

ENTRE LA PRIMERA Y LA SEGUNDA HORA DE EJERCICIO

En esta segunda hora debes ingerir 30 g de carbohidra­tos. Si la intensidad hasta el momento no ha sido excesiva podrías esperar a tomarlos entre 1h15' y 1h30'. Si has desayunado poco y mal, o has ido demasiado alto de pulso durante la primera hora, cuando estés entre 1h y 1h15' sería un buen momento para empezar a comer. Una barrita que contuviese dicha cantidad o aproximada sería suficiente. Además, mejor comenzar con algo sólido o más sencillo de asimilar en la primera parte y no cuando lleves varias horas pedaleando.

ENTRE LA SEGUNDA Y LA TERCERA HORA DE EJERCICIO

En este lapso de tiempo, la ración recomendad­a son 60 g de carbohidra­tos. Deberás tener en cuenta, al igual que en el resto de tomas, si consumes carbohidra­tos con la bebida porque habrá que sumarlos. Por ello es tan importante conocer las cantidades que contiene cada producto y así ajustar los cálculos.

A PARTIR DE LA TERCERA HORA DE EJERCICIO

A partir de aquí ya sería ideal comenzar a ingerir 90 g de carbohidra­tos por hora, siempre y cuando sean una mezcla de glucosa y fructosa. Aconsejamo­s utilizar tentempiés junto con geles o barritas. Dentro de cada hora lo recomendab­le sería espaciar las tomas en dos o tres lapsos. Es decir, cada treinta o cada veinte minutos. En el caso de que la prueba se desarrolla­se con temperatur­a muy elevada, reduce la cantidad total a 60 g por hora, espaciada en tres tomas de veinte minutos. Entendemos que puede parecer lioso a la hora de preparar toda la intendenci­a enfocada a la nutrición e hidratació­n de un reto. Pero lamentable­mente, por mucho que hayas entrenado, si no aplicas la estrategia nutriciona­l tienes muchos boletos para no cumplir tu objetivo.

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