MOTIVACIÓN
Charlamos con la cántabra de Bádames una semana antes de que cumpliera uno de sus sueños: participar en un campeonato del mundo de ciclocross. Su ilusión es el reflejo de los nuevos horizontes de la mujer en el deporte en general y el ciclismo femenino en
Sandra Trevilla, Antonio Carrillo y Octavio Béjar comparten la misma pasión.
Cuéntanos cómo llega la bicicleta a tu vida. En mi familia no había antecedentes ciclistas, pero si mi hermano se apuntaba a algo, detrás que iba yo. Le dio por hacer duatlón y apuntarse a la escuela del Club Ciclista Colindres... y yo detrás (risas). ¿Y por qué ciclocross? No empecé a practicarlo hasta cadete, pero me gustó mucho porque el ambiente era muy bueno y son circuitos cortos, asequibles para todo el mundo, y por calendario se puede compaginar con la carretera. Poco a poco me fui centrando en esta especialidad. "La gente va más a pasárselo bien y a llenarse de barro que a competir". ¿Te reconoces en esas palabras que dijiste cuando empezabas? Sí, el CX tiene un ambiente muy especial que engancha. El barro siempre me ha gustado. Me encuentro más cómoda en circuitos donde cuesta moverse con el barro y en los más entretenidos. Pero lo que toca pensar es que cada circuito te tiene que gustar, es diferente, con sus cosillas, y hay que saber adaptarse. Ese es el secreto. ¿Ha cambiado mucho el nivel del ciclocross femenino español desde tus comienzos? Está creciendo notablemente y es de agradecer. A día de hoy incluso podemos ir a Copas del Mundo y las carreras van llamando la atención. Todo es mejorable, pero se van consiguiendo cosas como notoriedad en las carreras, igualdad de premios, etc. Yo no pude empezar hasta cadete y ahora ya hay un montón de carreras de promoción en las escuelas con bastantes participantes. Tu primera medalla en un Campeonato de España élite llegó en Pontevedra, un circuito muy alejado del que habrías soñado, así que lo de adaptarse a todo parece que funciona. Había un poco de todo y un principio técnico que me iba, pero no que fuera tan rápido. El bronce lo tenía en mente desde principio de temporada, siendo consciente de hasta dónde puedo llegar. Un circuito de esas características lo hace más complicado porque abre el abanico de aspirantes con posibilidades de meterse en la pelea. Además, cada carrera es un mundo. ¿Orgullosa de que un equipo modesto como el Río Miera pueda presumir de tres mundialistas en Bogense? Estoy muy contenta por eso. Paula -Díaz- y yo llevamos con ellos desde su creación hace tres años. Ahora ha entrado Aida -Nuño- y hemos congeniado totalmente. Animé al equipo a dar el paso que nos faltaba: empezar a correr en la Copa del Mundo. Echamos números y con mucho esfuerzo se ha conseguido. Los patrocinadores nos han ayudado un montón, sobre todo Río Miera. Ojalá lleguen más apoyos de cara a la temporada que viene, porque los resultados están a la vista. ¿Es muy diferente la preparación de ciclocross y la de carretera? La de CX es más variada. Se mete mucho trabajo específico en campa y gimnasio, y descansas un día a la semana como máximo o haces descanso activo saliendo a rodar. Para la carretera hay que meter más base y fondo. Toca invertir más horas. ¿Se hace complicado compaginar los entrenamientos y el trabajo? Trabajo en el Decathlon de Santander en la sección de ciclismo y me han facilitado bastante las cosas para salir a competir. Trabajo más de tarde para poder entrenar por las mañanas, pero es evidente que al no ser dedicación exclusiva no te permite rendir al cien por cien. Supongo que la llegada de un equipo como Movistar Team marca un antes y un después. El que haya aparecido un equipo así abre la puerta a la esperanza de que algún día puedas dedicarte a ello y hace que el esfuerzo merezca la pena. Hasta ahora no podías hacerte esa ilusión y eso lastra mucho; no le pones la misma intensidad y esfuerzo. No es lo mismo tener esto como hobby que como trabajo.
¿Esta apertura de horizontes te llega a tiempo o demasiado tarde? He tenido una buena temporada, llevo algunos años progresando y se produce en un momento ideal. Siempre he tenido ese anhelo de llegar a lo máximo y poder acudir a un mundial. Ha sido un trabajo largo, pero espero que las cosas vayan aún mejor. A los 26 todavía cuento con gran margen de mejora. No sabría ponerme un techo concreto, pero que puedo dar mucho más es seguro. Para terminar, ¿qué es lo que más te motiva de montar en bicicleta? La gente que tengo alrededor. Comparto esta afición con gente muy importante para mí que está siempre ayudándome, empezando por mi hermano. Eso es para mí lo fundamental. También lo gratificante que es cuando las cosas me salen bien, no sólo para mí sino para todos los demás.