CHALLENGE DE MALLORCA
El menor de los Herrada hizo de las suyas en el Puig de Sant Salvador; Buchmann se salió del mapa camino de Andratx; Tim Wellens no dio opción en su feudo de Deià; y Kittel relanzó su carrera en Palma.
Cuatro ganadores de lujo, con Jesús Herrada abriendo la lata en Europa.
Un año más, la Challenge Ciclista Mallorca alzó el telón en el calendario nacional con la disputa de los trofeos que se engloban en la prueba balear. Mucha expectación por ver en acción a la amplia colección de estrellas que desfilaron a lo largo de las cuatro jornadas. Los Valverde, Landa, Aru, Dan Martin, Kristoff, Wellens, Kittel, Zakarin, Majka, Mollema, Degenkolb, Barguil y compañía hicieron las delicias de la entregada afición local, que volvió a comprobar el hambre de competición que sufre en estas fechas la serpiente multicolor. Ni el frío ni la lluvia echaron para atrás las ganas de pelea, presentes de principio a fin.
HERRADA CARA; LANDA CRUZ
Para abrir bocado, el Trofeo Ses Salines-Campos-Porreres-Felanitx presentaba la gran novedad de esta edición, la ascensión inédita al Puig de Sant Salvador, cinco kilómetros al 6,73% de pendiente media donde se iba a gestar la primera victoria española de 2019. Dar la salida y conformarse la fuga fue todo uno. Se marcharon por delante los neos Antonio Soto y Rasmus Iversen junto a Jacob Hennessy. El pelotón les dejó coger rápidamente hasta seis minutos y medio, antes de que Movistar Team, con Imanol Erviti a la cabeza, iniciara la reacción. Pim Ligthart y Lars Boom también saltaron en el kilómetro 127, pero no llegaron a conectar con el trío de cabeza, que sucumbiría a 34 km para la llegada. El nerviosismo iba en aumento según se acercaba la ascensión final. Se produjo así una montonera que afectó a una quincena de ciclistas. Entre los peor parados se encontraban Mikel Landa y el joven Iversen, ambos con fractura de
clavícula, y Mikel Bizkarra, con rotura de escafoides. Llegados a las rampas del Puig de Sant Salvador, José Gonçalves fue el primero en desatar las hostilidades y pronto se le unía Guillaume Martin. Sin embargo, el movimiento decisivo vendría ya dentro de los dos kilómetros finales, cuando arrancó desde atrás Bauke Mollema para ver cómo le remachaba un supersónico Jesús Herrada, que en un visto y no visto alcanzó y rebasó al dúo de cabeza y se lanzó en busca de la primera victoria española de la temporada. Once segundos después de que el conquense del Cofidis levantara los brazos cruzaban la raya el francés Martin, Mollema y Valverde. A 13'' entraban Tim Wellens, Sergio Higuita -primer aviso del colombiano del Euskadi- y Patrick Konrad. Para completar un excelso top10, Aru, Barguil y Majka llegaban a 16''.
GERMANO INALCANZABLE
El cambio de recorrido al que obligó el derrumbe de un muro de contención hacía temer que la segunda jornada perdiera buena parte de su aliciente, al tener que ascenderse el Puig Major mucho más lejos de la meta en Lloseta de lo que estaba previsto. Nada más lejos de la realidad. Emanuel Buchmann llegó a esta Challenge en estado de gracia y se empeñó en darle una emoción inusitada al desenlace de este segundo día de competición. Horas antes, el vencedor de este Trofeo en 2018 -aunque en aquella ocasión se salió de Lloseta y finalizó en Andratx-, Toms Skujins, quiso rendirse un pequeño homenaje integrando la escapada de la jornada en compañía de Nicolas Edet, Peio Goikoetxea y Óscar Pelegrí. Su máxima ventaja superó los cuatro minutos, que ya sólo eran uno
y medio cuando en el ascenso al Puig Major cedía Pelegrí, alcanzado por un segundo cuarteto con Simone Petilli, Sergio Samitier, Luis Ángel Maté e Ibai Azurmendi, que se había formado en su persecución.
Petilli y Samitier enlazaron con Edet y Skujins -Goikoetxea también acabó descolgado- y este nuevo cuarteto se resistió durante otros 40 kilómetros antes de terminar neutralizado a 24 km de meta. Poco después inició su aventura el alemán del Bora-Hansgrohe, saltando en solitario y manteniendo una exigua ventaja sobre la treintena superviviente a un día de tremendo desgaste. La arrancada de Guillaume Martin, Jürgen Roelandts, Gianluca Brambilla, Warren Barguil, Tim Wellens y Jesús Herrada estrechó todavía más el cerco, pero Buchmann aguantó el chaparrón para cruzar la llegada con 16 segundos sobre Wellens y 19 respecto a Mollema. De la dureza con que se disputó la jornada baste decir que prácticamente fueron entrando de uno en uno.
EL SEÑOR DE DEIÀ
En 2015, Deià pasó a ser la localidad de llegada del Trofeo Serra de Tramuntana. Alejandro Valverde dio entonces una de sus exhibiciones y entró destacado con casi dos minutos sobre Tim Wellens, que con 23 años apenas había empezado a labrarse el palmarés que actualmente ostenta. Ahí empezó el romance del belga con el precioso pueblo de la costa oeste de Mallorca. Décimo en 2016, un año después levantó por primera vez los brazos para convertirse en el dueño y señor de este Trofeo. Auténtico día de perros -frío, lluvia y hasta granizada subiendo algunos
de los puertos- el que amaneció en la tercera jornada de la Challenge. Junto con la intención de Lotto-Soudal, Bora-Hansgrohe y Movistar Team de endurecer la carrera para sus respectivos líderes, aquello se convirtió en una tortura: casi 180 kilómetros de auténtico rompepiernas con 9 ascensiones puntuables. Un comienzo de locura, continua avalancha de saltos, arrancadas, contraataques, reagrupamientos y vuelta a la carga. Más que de fuga del día, que no paró de haber, procede decir que la que duró un poco más -unos 30 kilómetros- fue la protagonizada por Nicola Conci (Trek), Mauricio Moreira (Caja Rural-RGA) y Mario González (Euskadi-Murias), que arrancaron cuando se llevaban disputados 80 kilómetros. Tanta fue la tralla que faltando aún 40, ya no había ni treinta corredores en el pelotón. Ascendiendo el Puig Major los favoritos decidieron pasar al ataque. Primero lo hizo Valverde y después Buchmann, crecido tras su victoria el día anterior, que coronó con casi medio minuto
de ventaja sobre Tim Wellens, Sergio Higuita y Ben Hermans. En el Coll den Bleda, el ritmo desatado de Wellens descolgó primero a Hermans y después a Higuita, para terminar contactando con el alemán del Bora. En el grupito perseguidor, que transitaba con casi 50 segundos perdidos, reaccionó Valverde, iniciando una persecución que le valdría para conseguir el tercer puesto, pero no un triunfo que empezaba a tener el mismo dueño de los dos años anteriores: Tim Wellens. El belga soltó a Buchmann y llegó destacado a Deià para celebrar un nuevo recital en su localidad talismán.
`APOLO' REGRESA AL OLIMPO
El Trofeo Playa de Palma-Palma iba a ser este año la única oportunidad de lucimiento para los hombres rápidos. La aprovechó uno de los que más lo necesitaba, Marcel Kittel, que en 2018 acusó sobremanera el trasvase de QuickStep a Katusha-Alpecin y padeció una alarmante sequía de victorias de la que parece afortunadamente recuperado.
Al menos esa sensación dio en el Paseo Marítimo de Palma, donde volvió a hacer valer esa punta de velocidad demoledora en los metros finales. En los compases iniciales el protagonismo lo ostentaron los cuatro valientes que desafiaron al pelotón: Danilo Celano, Marc Downey, Aaron Verwilst y Robert Britton, que arrancaron poco después del paso por Algaida y llegaron a tener cinco minutos de adelanto antes de ser atrapados a punto de comenzar la ascensión a Sa Creu. En la subida, el ritmo de Movistar invitó a dejar para más adelante nuevos intentos, que llegaron de la mano de Lars Boom, Justin Wolf y Peio Goikoetxea cuando se enfilaba el circuito final. Una vez capturado el trío a tres kilómetros de la meta, el público mallorquín presenció una volata donde Kristoff se equivocó lanzándola demasiado pronto y en la que Kittel superó claramente a Timothy Dupont y Hofstetter. Apolo regresaba al Olimpo después de once meses sin levantar los brazos.