Ciclismo a Fondo

"Es para estar contentos"

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A un mes de cumplir 39 años y con 21 días a las espaldas de parón obligado por un resfriado tras el UAE Tour, Alejandro Valverde volvía a la competició­n en la Milán-San Remo y sus sensacione­s no pudieron ser mejores. Bajo el sol que iluminó el camino, ese que tanto le gusta y tan bien le hace rendir, el murciano lució el maillot arcoíris de principio a fin para concluir séptimo en la Via Roma. El líder del Movistar Team estuvo siempre con los mejores y no tardó en responder a la primera estocada que lanzó Julian Alaphilipp­e en el Poggio. Previament­e, desde el Capo Berta se había dejado ver en todo momento en una buena posición dentro del pelotón. En la parte final, el campeón mundial contó con la ayuda de Lluís Mas, brillante en su debut, que se dejó la piel por él. El Bala no se amilanó pese a disponer de menos efectivos que sus rivales. Atento a los cortes, se marchó con Alaphilipp­e, Kwiatkowsk­i, Naesen, Van Aert, Trentin y Sagan en los últimos diez kilómetros camino de San Remo, en una carrera "a ritmo siempre muy alto, sin descanso", declaró. En el sprint, "aunque en los metros finales iba recuperand­o terreno con los que habían lanzado por delante la llegada, no pude avanzar más desde donde partía. Me he tenido que conformar con el séptimo puesto", admitía. Un resultado que tiene un gran valor. "Pelear con los mejores y disputar la victoria después de llevar veinte días sin competir es para estar contentos. Ha sido una Milán-San Remo espectacul­ar, tanto por el nivel de los competidor­es como por la propia meteorolog­ía, un tiempo realmente bueno", concluyó. QuickStep tiene otro plan que pasa por Julian Alaphilipp­e. Pero a callar. Cualquiera podría llamarles locos. Una carrera tan rápida, nerviosa y no excesivame­nte dura en su recorrido tiene varios candidatos antes que el francés. Pero es que buena parte del mundo aún no se ha dado cuenta de todo lo que puede llegar a hacer ese cuerpo enjuto, de piernas achispadas y cabeza llena de inspiració­n. Quedan algo menos de 300 kilómetros para que lo vean. Los mismos que van desde Milán hasta San Remo. Los que llevan desde el frío invierno de la capital lombarda hacia la primavera, el sol, las flores y el gelato, pasando por el Turchino y los tres Capi, el Mele, el Cervo y el Berta. Hasta entonces, poco o nada había ocurrido en la Classiciss­ima. Un sinfín de kilómetros y un madrugón tremendo para eso. Tan aburridos y tediosos como necesarios esos más de 230 kilómetros que pesan ya en las piernas de más de uno, incluso pedaleando por el frío invierno que a todos congela y amilana. Una fuga tan numerosa como anónima se despliega en cabeza de carrera. Fausto Masnada (Androni Giocattoli); Mirco Maestri y Alessandro Tonelli por parte del Bardiani CSF; Guy Sagiv (Israel Cycling Academy); Luca Raggio y Sebastian Schönberge­r representa­ndo al Neri Sottoli; y Joonas Henttala, Andrea Peron, Charles Planet y Umberto Poli, del Team Novo Nordisk, ruedan con más de

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