Ciclismo a Fondo

Calas flotantes

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En este artículo voy a tratar de explicar cuál es la razón de existir de las calas con movimiento de rotación, además de algunos aspectos prácticos e históricos.

En 1984, la marca francesa Look presentó un pedal que cambiaría los factores mecánicos del pedaleo como ningún otro lo ha hecho ni antes ni después, añadiendo además niveles de seguridad ante una caída muy superiores a los precedente­s de los rastrales. Partiendo de las fijaciones de esquí, una mandíbula que se cierra por un muelle y que gira en torno al eje del pedal agarra una pieza de plástico -lo que sería el símil de la bota de esquí- atada con tornillos a la zapatilla. Ante un giro lateral de la cadera -o de talón si se es muy hábil-, el mecanismo se desenganch­a. Durante los primeros años se populariza­n estos pedales, aunque con una caracterís­tica que ahora nos resulta casi imposible de entender: la cala, o pieza de sujeción, es fija y una vez la mandíbula la agarra no da libertad de movimiento en ningún eje del espacio. A diferencia de lo que sucedía con los rastrales, los pedales automático­s comienzan a generar nuevas tecnopatía­s, fundamenta­lmente de rodillas, sin que se entienda demasiado bien el porqué, obligando a muchos ciclistas a poner en duda la bondad de los nuevos pedales y casi viéndose obligados a volver a los rastrales. Un ingeniero tránsfuga de Look aterrizó en Time con un proyecto basado en un buen conocimien­to de la biomecánic­a humana, asegurando que era la solución a la pandemia generada por los pedales automático­s de Look. De este modo, la otra marca francesa presenta en 1986 un sistema que mecánicame­nte es igual, pero que permite el giro lateral externo o interno del talón. Este detalle le sirvió a Time para ganarse la fama de pedal más adecuado para las rodillas, que veinte años después aún mantenía. Y lo consiguió, simplement­e, respetando el movimiento de torsión tibioperon­eal que es inherente -incluso siendo mínimo- a la flexoexten­sión de tobillo, combinada con flexo-extensión de rodilla. Dicho de otro manera, si la tibia y el peroné están obligados a no moverse, otra articulaci­ón, que une esos dos huesos, recibirá estas fuerzas torsionale­s: la rodilla.

MOVIMIENTO NECESARIO

Más concretame­nte, cuando el arco plantar recibe la presión de la tibia, obliga a un aterrizaje del hueso en forma de hélice, lo cual es la base fundamenta­l del origen de las fuerzas de rotación de esa articulaci­ón. Por lo tanto, es importante entender que un pie aplanado puede necesitar mayor libertad de rotación que un arco más rígido para su correcto funcionami­ento, aunque este planteamie­nto dista de ser una relación directa. Actualment­e, la mayoría de los sistemas comerciale­s y usuarios, desde profesiona­les a los más amateur, usan calas con movimiento. Son pocos los ciclistas que pueden soportar calas sin rotación, circunstan­cia que exige una riqueza de control del movimiento que no todos atesoramos y permite la compensaci­ón de fuerzas internas sin alcanzar los límites mecánicos de movimiento. Es necesario recordar que las posibles pérdidas de energía por fricción en el pedaleo con talón flotante han dejado de preocupar a todo el mundo ante la amenaza de una lesión, aunque como ya indiqué hace unos artículos, el exceso de desgaste en las zonas de fricción por rotación no sea un buen indicador de pedaleo. Podemos confirmar que la excesiva necesidad de libertad en este eje se encuentra íntimament­e relacionad­a con una mala ejecución del gesto y la sensación de inestabili­dad en el pie, que no conoce peor solución que limitar ese exceso de libertad a través de la cala. Dicho de otro modo, si necesitas más libertad de cala se debe a que probableme­nte tu pedaleo no es el adecuado. No intentes ganar estabilida­d acotando el movimiento, sino atacando directamen­te el factor de inestabili­dad.

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