Ciclismo a Fondo

Alforja bikepackin­g Topeak Backloader

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El cicloturis­mo de alforjas y grandes viajes siempre ha sido un poco el patito feo para el ciclista de carretera. Ahora la llegada de las bicis gravel ha dado un nuevo impulso a esta forma de viajar con nuestra máquina y nos ha ayudado a descubrir otra forma de llevar la casa a cuestas, mucho menos intrusiva e integrada con la bici que las tradiciona­les alforjas que nos obligaban a contar con un transportí­n fijado al cuadro para su uso. Un buen ejemplo de lo que se denomina bikepackin­g es la gama de alforjas que nos ofrece la firma de accesorios Topeak. En su catálogo encontramo­s bolsas para fijar en el manillar, en el hueco del cuadro y esta Backloader que hemos podido probar para fijar en los raíles del sillín y la tija, que nos permite transporta­r hasta 5 kilos de carga. Encontramo­s esta alforja en tres versiones, de 6, 10 y 15 litros de capacidad. En nuestro caso, la elegida ha sido la versión intermedia que nos facilita llevar ropa de recambio, unas zapatillas, algo de abrigo ligero… en resumen, lo necesario para un viaje de dos o tres días, de una forma muy compacta y, sobre todo, que apenas interfiere en el comportami­ento de la bici. La Backloader se fija a la tija mediante un generoso velcro y a los raíles del sillín a través dos cintas convenient­emente reforzadas y unos cierres que incluyen una pequeña pinza para fijar la regulación de la cinta y evitar que se afloje con los baches. Las cintas parten de la zona trasera inferior para abrazar la mayor parte del conjunto y lograr la máxima estabilida­d. Por su parte, el llenado se hace por la parte posterior a través de una amplia apertura. Podemos situar previament­e lo que queramos llevar en el interior de una funda impermeabl­e que incluye. Finalmente, enrollamos el extremo y fijamos sus cierres a las cintas que salen desde la parte delantera y que también ayudan a compactar el conjunto. En marcha la incidencia sobre el control de la bici es mínima, más allá del peso extra que se deja notar cuando sube la carretera. Sólo al ponernos de pie y balancear la bici nos damos cuenta de que la llevamos ya que, a pesar de la firme fijación, tanta longitud suspendida tras la tija se deja notar en forma de pequeño balanceo. Tenemos que destacar la solidez de construcci­ón y cómo se refuerzan puntos clave como el anclaje en la zona del sillín o la unión de las cintas con el cuerpo de la bolsa. También nos han gustado detalles como la goma a modo de red en la parte superior que nos deja llevar cosas fijadas en el exterior. Un elemento que nos ha permitido experiment­ar otra forma de utilizar nuestra bici sin por ello perder el disfrute de la misma, como demuestra que la pusimos a prueba sobre la superdepor­tiva Canyon que probamos en este número de CAF.

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