Casco Bollé Furo MIPS
Pese a que su especialidad son las gafas, la colección de cascos de la firma francesa nos brinda mucha tecnología como podemos ver en este espectacular casco aerodinámico con el que resulta imposible pasar desapercibido. Lo primero que nos llama la atención es su elaboración tan cuidada, en la que se emplean seis carcasas externas para cubrir prácticamente toda la superficie exterior de policarbonato: trasera, dos laterales, una frontal, borde inferior y superior. Esta última es la más elaborada, ya que contiene la mayoría de las aberturas de ventilación a lo largo de toda la parte alta, además de una pequeña pieza denominada NACA Duct cuya misión es forzar que el flujo de aire que corre sobre la cabeza penetre en el interior y que resulta especialmente útil cuando hacemos uso de las tapas aerodinámicas que se incluyen y que cubren toda la zona excepto el NACA Duct y dos pequeñas tomas de aire frontales que, a su vez, cuentan con una pequeña textura antideslizante para poder colocar las gafas ahí. Por su parte, el aire caliente del interior se expulsa a través de la pieza trasera siguiendo las directrices aerodinámicas de los perfiles truncados. Sin las tapas aerodinámicas la ventilación es simplemente excelente, mientras que con ellas hemos de admitir que quizás es un poco justa como hemos podido comprobar en los atípicos días de calor que nos ha regalado el final del invierno. En lo que respecta a la seguridad, la robustez es la primera sensación que nos queda al cogerlo entre las manos. Un aspecto que tiene su reflejo en la báscula, alejando al Furo de los modelos más ligeros. Junto al habitual poliestireno expandido, en su interior alberga una estructura de refuerzo que sirve para mantener la integridad en caso de impacto. Además, se añade el ya casi obligado sistema MIPS de protección de impactos en los que la cabeza sufre rotación y del que Bollé ha hecho una fantástica lectura al integrarlo con el sistema de retención trasero, evitando la calurosa lámina de plástico del MIPS original. Una retención trasera que se acciona con facilidad gracias a su generosa ruleta, aunque echamos de menos que la liberación sea también de forma micrométrica. Es de agradecer la posibilidad que brinda de regular la altura en cuatro posiciones. El ajuste del casco se complementa con unas correas fijadas de manera independiente a ambos lados del mismo, lo que simplifica el ajuste al no tener que preocuparnos de que estén centradas y con unas piezas de unión de las cintas bajo las orejas, de estructura minimalista, que resultan muy cómodas y sencillas de colocar. Salvo por el lunar del peso, Bollé ha logrado un casco muy bien resuelto en el que se consigue un ajuste muy nítido repartido por toda la superficie, a la vez que cuenta con una estética propia que huye de las líneas de otros modelos aerodinámicos del mercado, rematando el conjunto con una sólida construcción de indudable calidad.