Ciclismo a Fondo

SERGIO HIGUITA

La revelación del inicio de temporada ha sido este escalador colombiano, que está preparando su salto al World Tour en el calendario español vestido de naranja.

- Texto Fran Reyes Foto Luis Ángel Gómez/Photo Gomez Sport

Perfil de la revelación con la Fundación Euskadi, que pasará al Education First.

NACÍ EN LA ETERNA PRIMAVERA. A Medellín la llaman así porque es una ciudad tranquila, siempre hace buen tiempo y la gente es muy amable. Me crié en un barrio humilde y tuve una infancia feliz y activa, muy diferente a la que viven los niños de ahora, cada uno con su tablet. Casi siempre volvía a casa de noche después de pasarme la tarde por el barrio jugando a la golosa, que es parecido a la rayuela, al fútbol o patinando. Mis padres eran amantes del deporte y me lo inculcaron para alejarme de ambientes poco saludables. Me encantaba competir: en la asignatura de Educación Física, cuando hacíamos carrera de resistenci­a lo daba todo para ser el mejor de mi clase.

CON SEIS AÑOS PARTICIPÉ EN MI PRIMERA CARRERA CICLISTA. La organizaba un periódico de Medellín llamado El Mundo; era popular, para todas las edades, y sólo por cruzar la meta te daban medallas y regalos. La corrí varias veces y sólo logré acabar tercero y cuarto. Mi hermana menor, en cambio, siempre ganaba. Ella compitió después en bicicletas de cross, y de hecho entrenaba conmigo. Sin embargo, hace un tiempo que se retiró de los pedales y se dedicó al kárate.

DE PEQUEÑO TRABAJÉ MUCHO LA HABILIDAD. Me inscribí a un club, Nueva Generación, en el cual me encontré a Efraín Domínguez, antiguo pistard de nivel mundial. Fue mi maestro: me enseñó todo, desde beber del bidón en marcha hasta la técnica para dar relevos. Nos hacía gymkanas en las que debíamos superar obstáculos, coger el manillar con las manos cruzadas, pedalear sólo con una pierna... Mientras en otras partes de Antioquia se trabaja por encima de todo el rendimient­o, en esta escuela se centran en la habilidad. Eso ha sido clave para adaptarme a Europa.

LUIS FERNANDO SALDARRIAG­A HA SIDO MI MENTOR. Es el director del Manzana Postobón y tiene mucha experienci­a en el trato con jóvenes. No en vano, gestionó estructura­s como

Colombia es Pasión o 4-72 Colombia de las cuales surgieron Nairo Quintana, Esteban Chaves, Sergio Henao y tantos otros. Su padre era el director de mi primer club, por eso me echó el ojo desde que tenía 14 años. Supervisó mis entrenamie­ntos para que desarrolla­ra mi musculatur­a sin lesionarme. Empezamos a trabajar de cara al alto rendimient­o en cadete: me acompañaba a carreras, me daba charlas y consejos... y, en mi último año de juvenil, me ofreció firmar con Postobón.

EN CATEGORÍAS INFERIORES SOLÍAN GANARME. Era tercero o quinto, pero había otros talentos en Colombia que siempre me batían. La razón era que esos rivales estaban ya exprimiénd­ose, entrenando muchísimos kilómetros y a mí me llevaban más tranquilo. Ahí está lo especial de mi carrera deportiva: Saldarriag­a trabajó pensando en el largo plazo, siendo muy minucioso para que mi paso adelante llegara en el World Tour. No quiero ser una estrella ahora, ya: quiero crecer poco a poco para, dentro de cinco o seis años, estar en la pelea por la victoria en el Giro de Italia, una carrera que me apasiona demasiado. Alguna vez he llorado viéndola: es mi favorita desde aquella edición que ganó Nairo, con Rigo también en el podio y Arredondo llevándose la montaña.

ESTABA DESEANDO DAR EL SALTO AL WORLD TOUR. Llevaba ya tres años en Postobón y necesitaba un paso más; por eso, cuando firmé por Education First recibimos la noticia con mucha alegría. Aunque cerré el contrato de primera división en octubre, ya desde el Tour supe por mis representa­ntes que probableme­nte daría el salto. No me relajé y seguí aplicándom­e para que el equipo se quedara con un buen recuerdo de mí. Logré ganar una etapa y el maillot de mejor sub23 en la Vuelta a Colombia, y también lucí en el calendario chino de septiembre y octubre. Fue mi manera de agradecer a Manzana Postobón toda su labor y las oportunida­des que me brindaron.

LO PASABA MUY MAL CUANDO

COMPETÍA EN EUROPA. Me ponía muy nervioso, me metía mucha presión por lograr resultados, me desesperab­a porque me sentía estancado... De tantos nervios sufría brotes de dermatitis: mi piel erupcionab­a, desde las piernas hasta el cuello, y me ponía tan lacerado que parecía haber sufrido una caída. A veces me sobrevenía­n problemas estomacale­s: en alguna carrera tuve que parar dos o tres veces en cuatro horas. Fue un túnel cuya salida vi cuando me confirmaro­n el pase al World Tour. El día que gané la etapa de la Vuelta a Colombia en Manizales sentí que cerraba un capítulo negro de mi vida.

EN LA FUNDACIÓN EUSKADI ESTOY

FORMÁNDOME. Jonathan Vaughters, mánager de EF, apostó por mí con un contrato de tres años. Pensó que me convenía pasar unos meses compitiend­o en Europa, sin presión, en un equipo Continenta­l que ofreciera un entorno joven y familiar. Ha sido un acierto: en la Fundación Euskadi me están cuidando, ofreciéndo­me confianza e insistiend­o en que disfrute cada día. Ha sido una sorpresa estar con los mejores. En cada carrera me veo con Valverde y compañía y siento como si estuviera en un Tour de Francia; es un juego, una felicidad. Me ha hecho ganar confianza en mis posibilida­des. Gracias a este inicio de temporada, me integraré en Education First ya en mayo para disputar la Vuelta a California.

VIVO CON NÍCOLAS SESSLER, BRASILEÑO DEL BURGOS BH. Nuestro representa­nte, Jorge Quintana, nos ha arrendado un piso para vivir juntos en Torrent, un pueblo pequeño y muy bonito a las afueras de Valencia. Compartimo­s gastos y nos hacemos compañía. Además tenemos a la familia de Jorge para sentirnos acogidos y una buena grupeta con Willie Smit de Katusha, Cristina Martínez del Bizkaia-Durango y varios ciclistas amateur.

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